BERATZHAUSEN. Una soldado del Ejército estadounidense respiró hondo y apretó la tecla con la que envió un correo electrónico a más de 200 compañeros de armas.
Les dijo que sentía que había llegado la hora de “hacer público” un anuncio: “Son una transgénero”.
La carta del 13 de abril puso fin a un secreto que consumía a la capitán Jennifer Sims, conocida hasta entonces como Jonathan Sims. El alivio que sintió en ese momento se transformó en ansiedad la semana pasada cuando el presidente Donald Trump anunció en un tuit que no se admitirían transgéneros en las fuerzas armadas.
“Leí los tuits mientras trabajaba. Fue devastador porque todavía tengo un trabajo que hacer y estoy aquí, leyendo básicamente al presidente de Estados Unidos, el comandante en jefe, la máxima autoridad de los militares, diciéndome a mí y a todos los transgéneros que estamos despedidos”.
Funcionarios del Pentágono dicen que la actual política se mantendrá mientras no haya orientaciones específicas de la Casa Blanca. Pero la incertidumbre no deja dormir a Sims.
“Poco después del tuit, me sentí de nuevo como me sentía antes de empezar la transición… en un estado de depresión, fatiga, incapaz de disfrutar de las cosas”, señaló Sims, quien tiene 28 años y habló con la Associated Press a nombre propio, no del Ejército.
La anulación de la política del gobierno de Barack Obama de permitir que los transgéneros sirvan abiertamente y reciban cobertura médica para sus tratamientos de cambio de sexo podría afectar a Sims en el plano físico.
Sims está recibiendo una terapia hormonal de parte de un médico del Ejército. Si interrumpe el tratamiento, su cuerpo volverá a ser el de un hombre.
“Sería muy duro pasar por todo eso”, expresó Sims, quien está destacada en Hohenfels, en una unidad estadounidense en el estado alemán de Baviera.
Sims pasó su infancia en Minnesota y la Florida. Jugó al fútbol americano y nunca se sintió cómoda como hombre. Hija y nieta de militares, poco a poco se hizo a la idea de que se sentía mujer. Se incorporó al ejército, pero mantuvo el secreto “porque quería seguir sirviendo”, según dice.
Dejó de socializar, la desvivía la idea de que tenía que parecer un hombre, que servía en Afganistán, Indonesia y Alemania. Su hermana Natasha Sims, de 24 años, dice que percibía “un vacío” en sus ojos.
Cuando el Departamento de Defensa anunció en el 2015 que consideraba permitir a los transgéneros que sirvan abiertamente, Sims informó a su hermana y a sus padres de su verdadera identidad. Cuando esa política fue adoptada oficialmente en junio del 2016, Sims dice que finalmente se sintió libre, a pesar de que llevaba años luchando por su país.