“Soy un emprendedor”

“Soy un emprendedor”

Los adolescentes que crecieron y estudiaron en la escuela pública de la comunidad rural Cabirmota, en La Vega, se divertían en grande, sin malicia, disfrutando de prolongadas horas en Río Verde, haciendo clavados en profundos charcos, pescando dajaos, guabinas, zagos, tilapias, jaibas y camarones que cocinaban a la sombra de un árbol, en un viejo caldero y un ardiente fogón alimentado con leña seca.

Eran tiempos fantásticos para los jovenzuelos que crecían en Cabirmota, la comunidad donde nació Ernesto Fabré, exitoso empresario, en el seno de un hogar humilde. Su padre, Marcos Antonio Santos, comercializaba cacao, y su madre, Francisca, también hacía negocios para ayudar a mantener el hogar. Procrearon tres hijos.

“Recuerdo que cuando era niño llovía mucho en mi comunidad y en Río Verde, que en esa época era caudaloso, de aguas limpias, transparentes, libres de contaminación, había charcos profundos, peligrosos. Pero aún desafiando el peligro, todos los muchachos nos lanzábamos de clavado. Esa experiencia, esas vivencias, esas imágenes, nunca las he podido borrar. Fue una época dorada de mi vida”.

Fabré añora esos años en que la vida era simple, sana, se respiraba aire puro, “tomábamos agua del río, la usaban para las necesidades domésticas, sin ningún temor a contraer enfermedades. Eran otros tiempos. Ahora esa comunidad donde crecí es completamente diferente. La verdad es que conservo gratos recuerdos, en lo más profundo de mi corazón, esos años donde la vida de los adolescentes se disfrutaba sin sobresaltos”.

El paso por la escuela de la comunidad, donde compartió experiencias con sus amigos de infancia, también le trae recuerdos derivados de la participación y de las vivencias proveniente de las cosas que sucedieron en esa etapa de su vida. “En la escuela me destaqué como buen estudiante. El profesor que impartía docencia logró que se creara el octavo curso, y yo estuve en el primer grupo de estudiantes, porque me “volaron” de sexto a octavo grado por las notas sobresalientes que obtuve”.

Ernesto era sastre a los 14 años. Estudió en el liceo “Don Pepe Álvarez”, en la ciudad de La Vega, donde cursó el segundo año de bachillerato. Posteriormente viajé a los Estados Unidos, donde completó los estudios secundarios. “Durante mi estadía en territorio norteamericano, en Estados Unido estudié fotografía y periodismo. Me gradué como fotógrafo y laboratorista fotográfico, con las mejores notas de la promoción”.

Trabajó en una fábrica y logró ahorrar recursos para instalar su primer negocio en La Vega. En 1973 comenzó a operar el primer estudio de fotografía a color, “Foto-estudio a Color Fabré”, el primero en su género que se instaló en República Dominicana. Fue una sensación para esa época.

Trabajó en el negocio durante tres años y en 1975 retornó a los Estados Unidos, donde instaló un supermercado que frecuentaban dominicanos radicados en esa urbe. En 1978 conoció al extinto Presidente Salvador Jorge Blanco, quien viajó a la ciudad de Nueva York a contactar empresarios dominicanos que lo respaldaran política y económicamente para sus aspiraciones presidenciales en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en las elecciones generales de 1982. Fue el inicio de una estrecha y prolongada amistad de Fabré con el fenecido mandatario y su familia.

“Recuerdo perfectamente que el día que conocí a Jorge Blanco lo saludé, lo miré directamente a los ojos, le dí un apretón de manos y le dije: “doctor, usted va a ser el próximo Presidente de la República Dominicana. Él, sonriente, me preguntó: ¿Cómo usted puede predecir eso? ¿Usted es brujo o adivino? Le respondí: “bueno, es una apreciación mía, y no soy brujo, ni adivino, pero no me equivoco, usted será Presidente”. “Dios te oiga”, le respondió su interlocutor.

Fabré trabajó durante años con el extinto líder del PRD, doctor José Francisco Peña Gómez, hasta la hora de su muerte; también lo hizo con Hipólito Mejía y actualmente con Luis Abinader, candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno.
Hombre de negocios “Aunque he incursionado en diversas áreas de los negocios en el sector empresarial, tales como la importación y venta de vehículos, tienda de repuestos, gasolineras, fábrica de asfalto, Rent Car, tienda de alineación y balanceo, etcétera, hace años que me dedico al área de la construcción privada y del Estado Dominicano.

Cuando resulté electo diputado del PRD por el Distrito Nacional en 1998, inmediatamente ocupé la curul sometí el proyecto de ley que prohíbe fumar bajo lugares cerrados. Ese proyecto duró dos años para ser aprobado, hasta que finalmente, a final del mes de julio del año 2000 se aprobó la ley Número 48-00.
Consideró que esa ley fue muy importante, porque prohíbe fumar en lugares como hospitales, escuelas, bibliotecas, aeropuertos, salas de conferencia, autobuses, restaurantes, discotecas, lugares de diversión, en vuelos comerciales y aeronaves pequeñas que sobrevuelan el territorio dominicano; en fin, en cualquier espacio cerrado. Esto motivó que otras líneas aéreas que tenían vuelos desde y hacia la República Dominicana aplicaban la ley que prohibía a los pasajeros fumar en los aviones.

Antes de aprobarse la ley, lo que existía en los aviones comerciales era áreas de fumadores y no fumadores. Era un desastre viajar en vuelos donde la gente no respetaba el derecho de los demás, porque el humo de los cigarrillos inundaba todo el espacio de la aeronave. Era una verdadera calamidad que sufríamos las personas que no fumamos.

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