«Spam» alcanza su décimo aniversario y da más guerra que nunca

«Spam» alcanza su décimo aniversario y da más guerra que nunca

SAN FRANCISCO, EEUU, EFE. Los internautas de todo el mundo padecen desde hace diez años el correo basura que inventaron casi sin querer Laurence Canter y su esposa, y que se ha convertido en un grave problema para la red.

A «la pareja más odiada de la red», como la llamó en un reportaje de portada la revista «Time», se le atribuye el dudoso honor de haber enviado diez años atrás lo que se considera el primer correo electrónico basura, posteriormente conocido como «spam».

El despacho de Arizona Canter & Siegel de los abogados Canter y su entonces esposa, la fallecida Martha Siegel, destapó la caja de los truenos cuando lanzó publicidad sobre la lotería que da acceso a un permiso para trabajar en EEUU, también conocido como «tarjeta verde» («green card» en inglés).

El anuncio, que después pasaría a los anales de la ciber historia como el «green card spam», se difundió entre más de 5.000 grupos de noticias y enfadó a muchos internautas que contestaron al correo no solicitado con airadas respuestas.

La idea, que nació como un experimento, según reconoció el propio Canter, cambió el espíritu de la red para siempre: la internet pasó de ser una herramienta utilizada sobre todo en círculos académicos a una potente arma que los vendedores de crecepelo y de hipotecas a bajo interés comenzarían a utilizar sin ningún reparo.

Mientras, la pareja de abogados autores del libro «Cómo hacer una fortuna con la súper autopista de la información», publicado en 1996, vio su negocio incrementarse en 100.000 ó 200.000 dólares gracias a la tremenda difusión del anuncio. Diez años después, el «experimento» ha alcanzado proporciones epidémicas: el «spam» causa pérdidas anuales de unos 20.000 millones de dólares en recursos y tiempo malgastados, sin que se hayan encontrado respuestas definitivas a la plaga.

Gigantes informáticos de la talla de America Online, Microsoft o Yahoo buscan soluciones de tipo técnico al problema, complementarias a la primera ley federal para frenar a los «spammers», la «Can Spam», que entró en vigor a principios de este año.

La medida, que se dirige específicamente contra los correos electrónicos que no incluyen remitente, utilizan encabezamientos falsos y no permiten que el usuario pueda borrarse de la lista y dejar de recibirlos, es de dudosa efectividad.

Según la firma de gestión de e mail Postini, con sede en California, cerca del 77 por ciento del correo que circuló por sus sistemas en el mes de marzo era «spam», un porcentaje más elevado que el que registró el mes anterior.

Las propuestas para poner freno al correo basura son de lo más variopintas. La más reciente, apoyada por Bill Gates, el presidente de Microsoft, consiste en cobrar por cada e mail.

En lugar de pagar con dinero, Microsoft sugiere que el remitente pague el franqueo con los segundos que emplearía en resolver una sencilla ecuación matemática.

Aunque las molestias para los internautas serían mínimas, la fórmula causaría un gran trastorno a los propagadores de correo basura o «spammers», que tendrían que utilizar equipos informáticos adicionales para resolver las ecuaciones, indica Microsoft.

El apoyo del presidente de Microsoft podría resultar crucial para acabar con esta plaga, no sólo porque con su fortuna podría comprar buena parte de las compañías de píldoras mágicas que importunan al internauta, sino porque Microsoft es dueño de los gigantescos MSN y Hotmail.

Sin embargo, en un momento en el que el correo electrónico se utiliza a diestro y siniestro, y casi ha reemplazado al teléfono, muchos internautas creen que la idea es una herejía contraria al espíritu de la internet.

Además, los menos optimistas creen que los «spammers» se valdrían de la creatividad que han mostrado a lo largo de estos diez años para saltarse también esta barrera.

El tiempo lo dirá. Pero de momento, ni siquiera Microsoft es capaz de poner puertas al mar.

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