LOS ÁNGELES. AFP. Tras el éxito en 2010 de «The Expendables», traducida como «Los Indestructibles» en Latinoamérica y «Los Mercenarios» en España, Sylvester Stallone reúne a los forzudos Arnold Schwarznegger, Bruce Willis y Jean-Claude Van Damme para reírse de sí mismos en una segunda entrega.
La segunda parte de «The Expendables» se estrena el viernes en Estados Unidos y a partir de la semana próxima en España y Latinoamérica.
La primera parte, lanzada en 2010, con Sylvester Stallone a cargo de la dirección y el guión, tomó a Hollywood por sorpresa cuando recaudó cerca de 224 millones de dólares en todo el mundo de los cuales 100 millones solamente en Estados Unidos y Canadá, tras un presupuesto estimado de 70 millones.
Fue un muy buen negocio para la productora Millenium y el distribuidor Lionsgate, que decidieron entonces volver a la carga con un presupuesto más generoso, estimado esta vez en 100 millones de dólares.
«Llegué al rodaje e inmediatamente me di cuenta de que estábamos a años luz de lo que habíamos hecho anteriormente», dijo recientemente a la prensa el actor Terry Crews («Terminator Renaissance», «Ultimate Game»), en la presentación del filme en Beverly Hills.
En la segunda parte de «Los Indestructibles», «teníamos un elenco soñado, con Arnold y Bruce», agregó.
De hecho, Stallone convocó esta vez a la crema y nata del cine de acción de los años ’80 y ’90, desde Jet Li hasta Dolph Lundgren, pasando por Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, Bruce Willis y el ex gobernador de California, Arnold Schwarznegger.
Para equilibrar la pantalla, agregó algunos rostros nuevos, como Liam Hemsworth y Scott Adkins.
«Stallone ha logrado reunir a actores que han sido héroes en sus propias películas, juntarlos y darles un verdadero papel y un tiempo decente en la pantalla, para que ninguno se sintiera agraviado», explicó de su lado Dolph Lundgren, el gigante sueco que ganó fama en «Rocky 4» y «Universal Soldier».
La historia, puro pretexto para la inusitada cantidad de matanzas y explosiones, enfrenta a Stallone con un sanguinario traficante de plutonio (Jean-Claude Van Damme).
«Hace tiempo que no se hace una película como ésta, a la antigua», dijo el propio Van Damme. «Cuando soñaba con películas de acción, mis héroes eran Charles Bronson, Steve McQueen, tipos que peleaban de verdad, sin efectos especiales».
Ciertamente, a pesar del diluvio de sangre y detonaciones, el espectador casi se sorprende al encontrar un filme de acción donde los actores están cubiertos de cicatrices y pelean con sus puños contra sus pares y no contra una criatura creada por computadora.
La escena final entre Stallone y Van Damme, que originalmente tenía lugar en un helicóptero, fue reescrita por el actor belga, quien estimaba que lo que realmente deseaban los fans era «un mano a mano, un combate entre ‘Sly’ y Van Damme».
Stallone estuvo de acuerdo y le dio instrucciones para preparar un nuevo set. Uno de los puntos fuertes de la película es el humor con que se trata a sí misma, o con que los forzudos actores se ven a sí mismos.
Así, cuando Stallone dice con desdén que el avión que acaba de ofrecerle Bruce Willis «es una pieza de museo», Schwarzenegger, sonriendo, interviene: «Como todos nosotros».
«Arnold, Sly, Bruce y Chuck están en una etapa única de sus carreras, y ¿quién se atreve a reírse de ellos después de todo lo que han hecho?», dijo Terry Crews. «Por el contrario, ellos pueden reírse de sí mismos, y eso es lo que hacen. Creo que a los fans les va a encantar».