Stiglitz: «Es el momento de cambiar las reglas del juego»

Stiglitz: «Es el momento de cambiar las reglas del juego»

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001 y profesor en la Universidad de Columbia, explica que los opositores a la globalización se están multiplicando y no solo en Occidente, en los países en desarrollo también comienza a expandirse un malestar general, a pesar de ser los pueblos que ‘a priori’ iban a ser los mayores beneficiados de la globalización.

Stiglitz cree que ha llegado el momento de cambiar las reglas del juego.
Stiglitz hace referencia al trabajo realizado por el experto en desigualdad Branko Milanovic, que muestra con un singular gráfico con forma de elefante que solo dos grupos de personas se pueden considerar como los grandes ganadores de las últimas dos décadas de globalización: primero los muy ricos, aquellos que se encuentran en la cima de la distribución de la renta global; segundo, la clase media de las economías emergentes, particularmente China, India, Indonesia y Brasil.

Sin embargo, casi toda la clase media de los países avanzados ha visto cómo sus ingresos reales se reducían a la par que la globalización ganaba fuerza.
Mientras que los grupos más desfavorecidos del mundo, es decir, los pobres de países subdesarrollados, tampoco han mejorado con la globalización.

«El comercio de mercancías sustituye el desplazamiento de las personas. La importación de bienes procedentes de China, para las que se requiere una gran cantidad de empleados no cualificados, reduce la demanda de trabajadores de baja cualificación en Estados Unidos y Europa», explica Joseph Stiglitz en Projecty Syndicate.

¿Una mejora para todos? Los economistas liberales habían prometido que la globalización supondría una mejora para todo el mundo. El incumplimiento de esta promesa «está socavando la confianza en los partidos políticos tradicionales», asegura el economista estadounidense.

«Ahora se deben cambiar las reglas del juego, y estas deben incluir medidas para relajar el proceso de globalización… el problema no es la propia globalización, sino cómo se está gestionando el proceso». Una forma de gestión que no ha cambiado con los años, sostiene Stiglitz.

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