Luego de una mejora en los primeros siete capítulos respecto de la tercera temporada, el octavo episodio de la cuarta entrega de Stranger Things resulta una experiencia forzada, pero en el noveno llevan a todos los personajes a resolver sus conflictos y a unirse contra la amenaza de turno en un correcto ejercicio de guion.
Algunas sorpresas, personajes que se consolidan, despedidas y un cierre que deja la vara en el punto más alto para la ficción.
Stranger Things cambió para bien en muchos sentidos. Jugaron con el formato de estreno, cambiaron de géneros en una gran parte de la serie (escape de una prisión en Rusia, terror y casas embrujadas en Hawkins) y sumaron figuras que le dieron un aire fresco a la dinámica de los personajes.
Pero sigue cometiendo un error: estirar la historia todo lo se que pueda. A continuación, buenas y malas de ambos capítulos.
Empezando con el ocho, básicamente es un capítulo que reubica a todos los personajes en tiempo y espacio y prepara el terreno para el final de dos horas y media.
Con algunas buenas ideas y diálogos entre personajes importantes en esta temporada, ese episodio podría haber sido un buen resumen sin la necesidad de remarcar tanto la situación de cada uno de los miembros del cast.
Por ejemplo, la aventura de Mike y compañía, hace varios capítulos que lo único que hacen es tratar de llegar a Eleven.
Otro caso es el de Rusia, pero para explicar las idas y vueltas debería hablar específicamente de lo que sucede.
De todos modos, tiene dos momentos memorables como el final del mismo. Ahí la serie da una prueba de lo que va a venir en el final de temporada o en la quinta entrega.
Con la llegada del noveno capítulo, las cosas cambian drásticamente. Las diferentes subtramas se mueven a una velocidad necesaria para cerrar todas las historias antes del final.
Pero claro, hay dos horas y media por delante. Los frentes ya dejan de ser tantos y se resumen a dos extremos bien claros.
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La historia comienza a achicarse, pero también a complicarse porque varios jugadores entran en escena con riesgo de acumular historias, caras y nombres. De todos modos, la épica los salva en la mayoría de los casos.
La primera parte tiene momentos muy esperados en toda la temporada: Eddie y Dustin luchando espalda con espalda en el Upside Down; Nancy, Steve y Robin liderando el contraataque y Eleven defendiendo a su amiga en peligro.
Del otro lado del mundo, los adultos de esta historia conformaron un segundo grupo de ataque para enfrentar a las amenazas que resumen los enemigos de anteriores temporadas.
Pese a tener buenos momentos de acción, no suma demasiado a la historia central. De hecho, en una de las escenas finales, en perspectiva, todavía no se entiende que sucedió o en qué aportó a la trama final todo lo sucedido en Rusia en este segundo volumen.
Ya en el clímax final de la temporada, hay que reconocer que Stranger Things sabe construir finales épicos. Lo hizo de una manera bastante prolija pese a todas las líneas argumentales y sostuvo el elemento terror que tanto le hacía falta.
Pese a tener varios frentes, logra encadenar cada uno de ellos para entregar un final lleno de acción y explosión pop. Claro que el momento máximo, el enfrentamiento central, vuelve a poner al personaje de Millie Bobby Brown realmente como un icono de la ficción actual.
Ya no como la niña de la primera temporada, sino como una superheroína concreta. Buen acuerdo de los guionistas de hacerla pasar por todo el proceso de reconstrucción para llegar a ese final.
En resumen, ambos episodios son visualmente muy buenos desde la construcción de los espacios y de los personajes.
Tiene secuencias cinematográficas de lo mejor de la serie y nunca pierde la tónica que construyó desde el primer capítulo con la llegada de Vecna.
De hecho, este podría ser el villano definitivo a diferencia de otras temporadas donde siempre aparece un nuevo enemigo a vencer. El peligro persiste y existe la sensación de que en cualquier momento podría suceder algo más.
En cuanto a personajes, los grandes ganadores fueron la propia Eleven, Steve (Joe Keery) como el personaje que más creció y que termina convirtiéndose en niñero, amigo, solitario y hasta un cazafantasma; Nancy (Natalia Dyer), que demostró ser la más inteligente, pero también la líder de este grupo, y finalmente Eddie Munson (Joseph Quinn), que fue el personaje que más aportó a un cambio en la dinámica del grupo protagonista, generó una revolución con su estilo y llamó la atención por el carisma de su personaje.
Claro que Vecna cierra esta lista selecta de los personajes que quedaron mejor parados al final de la cuarta temporada.
Sobre el futuro, Stranger Things todavía tiene una temporada completa para sorprender a sus fans y luego de cómo se configuraron las cosas en el final, la quinta edición será aún más grande que esta.
Seguramente se convierta en un peso y un gran desafío para los autores crear un impacto mayor luego de estos episodios que sorprendieron con varios cuestiones antes mencionadas (cambio de formato de estreno, más géneros, mejores personajes).
Quien escribe, antes de su estreno, creía que la serie estaba muerta, pero los hermanos Duffer saben a qué juegan y Netflix los deja.
Entienden esto de conectar con todas las audiencias, manejan los homenajes y elementos de los 80 y 90 como pocos, y aunque se abusan de estirar lo más que pueden las historias, quizá el punto más flojo de toda la producción, los creadores de Stranger Things lograron acercarse a la magia conseguida con la primera entrega.
Con este final de casi cuatro horas (que podrían haber sido dos y media) superarse para los Duffer será complicado, no como en las pesadillas de Vecna, pero siempre habrá una canción que puedan usar para escapar y convertir a estos (no tan) niñitos en los dueños de la cultura pop contemporánea.
Ya disponibles todos los capítulos de Stranger Things 4 Volumen II en Netflix.