¿»Strike» a la inflación? Aunque el juego no acaba, es más lenta su carrera

¿»Strike» a la inflación? Aunque el juego no acaba, es más lenta su carrera

Entre otros sectores, la agricultura continúa haciendo aportes con una oferta sostenible de alimentos que empiezan a bajar de precios y con presencia abundante en los mercados, a pesar del alza de los costos productivos en el campo.

En los últimos meses, tras el estallido de la crisis económica en el 2003, el Banco Central estuvo ensayando todas las fórmulas a mano para contener la inflación, pero sus esfuerzos resultaron muy pasivos.

Un drástico dragado de la liquidez en los bancos y en poder del público decidido hace algunas semanas por la Junta Monetaria, muestra que con la inflación no se puede jugar a las escaramuzas.

Puede que la medicina no sea tan eficaz ante la lentitud de la recuperación de un proceso económico que como el dominicano, es de difícil curación ante la profundidad de una corrosiva crisis que ha disminuído los ingresos de todos los sectores, afectando la liquidez del gobierno, de las instituciones públicas y de empresas privadas.

Al aplicar fuertes correctivos monetarios el circulante tiende a restringirse y puede achicarse de tal manera que si la oferta de bienes y servicios que circulan en un mercado se mantiene constante, el excedente puede producir un efecto tal que obligue por fuerza de la ley de oferta y demanda a bajar los precios al consumo.

Este parece ser el corolario puesto en marcha por las autoridades monetarias tras considerar poco eficaces los correctivos que en principio la principal institución monetaria del país venía aplicando para atajar la carrera de una inflación galopante que a un tiempo minaba la estabilidad del peso dominicano, mientras elevaba los precios de los productos de consumo.

Según las tradiconales recetas monetaristas, póngale los mayores obstáculos al circulante y le quitará la liquidez a la economía. ¿Resultados? Los efectos no se hacen esperar. El dinero escasea, las tasas de interés se disparan, pero a cambio, empieza a detenerse o «frizarse» el alza de los precios, a estabilizarse más o menos la moneda y a originarse cierta confianza en las medidas entre la gente.

En menos de un dígito

En el transcurso de los 12 meses del pasado año 2003, los niveles de inflación puntuales por cada mes no alcanzaron a sobrepasar los dos dígitos.

Esto se evidencia en que tan sólo el mes de diciembre cerró con un 3.71% de inflación mensual acumulada, siendo el nivel más bajo con respecto a los últimos cuatro meses transcurridos hasta marzo de este año 2004.

Sin embargo, a pesar de las medidas puestas en acción por las autoridades monetarias para contener las alzas del dólar en el mercado y evitar las subidas en los precios al final del año pasado, las presiones en la tasa de inflación mensual continuó siendo un dolor de cabeza para las autoridades, lo cual obligó a medidas más drásticas para contenerla.

Ya finalizado el mes de enero de este año 2004, las autoridades constataron que la inflación iba en aumento con un 9.23% para el cierre de ese mes y un 50.86% de inflación anualizada tomando en cuenta a enero del año previo.

La tendencia parecía mantener un curso perverso e inflexible y en el mes de febrero de este año el índice de inflación para ese mes alcanzó el 11.25%, según los datos de la institución monetaria.

No obstante, las medidas monetarias a que apelaron las autoridades lograron finalmente un efecto inicial que logró detener el auge galopante de dicha inflación, al evacuar la Junta Monetaria sendas resoluciones hacia el segundo mes de este año mediante las cuales aumentó las tasas de interés para depósitos anuales de la banca en la institución y para particulares entre un 48% y un 50%.

A pesar de las protestas de la banca local debido al efecto competitivo que comportaba estamedida, y al hecho de que los préstamos del sistema bancario quedaron sensiblemente afectados con los resultados de las resoluciones, el efecto no pudo ser más disuasivo para el mercado del dinero.

Transcurridas ya varias semanas, a estas alturas el Banco Central acaba de resgistrar un índice de precios mensual al consumidor del orden del 2.34% para el mes de marzo pasado, en tanto se espera que a este mes de abril suceda algo similar.

Aunque la inflación anaulizada sigue dando elevados registro dados los altos niveles acumulados previamente, el promedio para los 12 últimos meses viene mostrando registras cada vez más disminuídos con un 30.68% a enero, un 34.53% a febrero y un 38.36% a marzo.

De acuerdo con el economista y consultor Jeffrey Lizardo, «se trata de las lógicas tendencias con que se reviste el comportamiento de la economía cuando en un sistema monetario como el nuestro se introducen medidas que afectan los niveles de la liquidez en manos de los consumidores».

Lizardo explica que dado el grado de apertura de la economía dominicana, todo elemento que contribuya a restringir las compras en monedafuerte en el exterir e introduzca pausas en las transacciones, constituye un factor que directamente interviene en la dinámica monetaria.

Resalta que «en tanto menos moneda local haya en la calle, menos posibilidades de adquirir divisas dispsone el público comprador, independientemente de si se considere o no empresario».

El economista-consultor y profesor universitario explica que el futuro inmediato está anclado al cumplimiento de las metas trazadas en común por las autoridades dominicanas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), específicamente en lo relativo al cumplimiento del programa de estabilización.

Rubros en baja

Aunque en el transcurso de las crisis previas que han afectado a la República Dominicana se han verificado pocas tendencias inmediatas a la reducción de precios en artículos de la canasta familiar, el propio banco Central registra que las bajas que más se han verificado especialmente en los últimos dos meses es en el tramo de productos agrícolas.

De esta manera varios productos agropecuarios, con excepción de el pollo y otras carnes, han sufrido reducciones. pero en estos casos inclusos, las alzas se han detenido en la misma medida en que la tasa de cambio ha ido bajando y se ha ido estabilizando.

«En mcuhos de estos casos -según explica el vicepresidente ejecutivo de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), Osmar Bebnítez-, el sector agropecuario logra jugar la función social y económica si se logra, como ha estado ocurriendo en República Dominicana, mantener la oferta sostenida de productos agrícolas y pecuarios, sin dejar que disminuya la producción».

Benítez expresa que uno de los logros precisamente que ha permitido enfrentar esta crisis a los dominicanos radica en que la oferta alimentaria no ha decaído.

Resalta que para ello ha sido preciso que los productores agropecuarios en común con la Secretaría de Estado de Agricultura (SEA) se sienten a discutir sobre los costos de producción de diferentes rubros y permitir libremente las alzas para evitar la quiebra masiva de los productores.

Indica el vicepresidente de la JAD que el peor momento le puede llegar a un país «cuando por cualquier razón quiebra su economía, su moneda y se queda al mismo tiempo sin alimentos, lo cual no ha sido el caso dominicano debido a certeras políticas de producción sostenible».

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