¿Su niño tiene un soplo en el corazón?

¿Su niño tiene un soplo en el corazón?

Hace poco me comentaba un pediatra de gran experiencia, amigo mío, que pocas cosas producen tanto desasosiego y pánico en los padres que el informarles que su hijo tiene un soplo cardíaco. Sin embargo, este temor obedece a que en general se desconoce qué es un soplo cardíaco o se cree, erróneamente, que un soplo representa una grave falla del corazón.

No rara vez se equipara de inmediato el problema del niño a la enfermedad del corazón que condujo a la muerte o a la incapacidad del abuelito, vecino o conocido de edad avanzada.

Todo esto hace necesario proporcionar alguna información de lo que es un soplo, cómo se reconoce y qué trascendencia tiene en la salud del pequeño.

Un soplo cardiaco no es más que un tenue ruido que produce la sangre a su paso por el corazón y que reconoce el médico al hacer una auscultación con el estetoscopio.

El soplo se detecta en circunstancias diversas. Así, en una primera exploración del recién nacido, el médico puede percibir un soplo que desaparece en horas o días y que no refleja más que el ajuste que la circulación del bebé hace al cambiar de las condiciones presentes en el seno de la madre a las existentes en el exterior.

Sin embargo, a esta edad no es raro que el soplo sea producido por una pequeña anomalía que se puede curar espontáneamente en las siguientes semanas o meses.

En niños mayores, los soplos pueden oírse por primera vez en una visita rutinaria al pediatra o durante un padecimiento que da lugar a fiebre o, bien, en una exploración médica antes de ingresar a un club atlético, etc.

Si el pequeño no tiene otra manifestación, un soplo casi siempre es un fenómeno normal y se debe a la expansión del volumen circulante de la sangre en periodos de crecimiento rápido; en otras palabras, pasa más sangre por minuto por el corazón, dando lugar a un poco de turbulencia, la que a su vez origina el soplo.

Si además el niño tiene fiebre, la circulación es aún más acelerada y el soplo puede hacerse más intenso y oírse con mayor facilidad. Los soplos auscultados en estas circunstancias reciben el nombre de soplos inocentes, funcionales o transitorios.

Por otra parte, hay soplos que auténticamente reflejan una enfermedad del corazón, ya que se originan en el sitio de una anomalía cardiaca. A estos soplos se les llama orgánicos y son permanentes.

Cuando el niño tiene este tipo de soplo, generalmente (aunque no siempre) manifiesta otros problemas: Suda mucho, no crece adecuadamente, respira rápido, se cansa fácilmente o se pone morado al llorar o al hacer algún esfuerzo.

Para decidir si el soplo es funcional u orgánico, el médico depende de la evaluación integral del estado del niño y de su capacidad para distinguir a la auscultación los distintos soplos.

Generalmente se apoya en una radiografía del tórax para evaluar el tamaño del corazón y, en caso de duda, recurre al especialista (cardiólogo pediatra), a quien le puede bastar añadir a su valoración un electrocardiograma o recurrir a un estudio especializado llamado ecocardiograma que proporciona una completa y precisa información de la estructura y función del corazón.

Como puede verse, hay justificación para que los padres del niño con soplo se enfrenten a ese diagnóstico con serenidad y optimismo, ya que lo más probable es que se trate de un soplo pasajero, fisiológico, un hallazgo normal, en cuyo caso su preocupación debe desaparecer al instante, ya que el niño continuará llevando su vida normal, sin supervisión cardiológica y sin restricción alguna de su actividad física.

Si por el contrario se trata de un soplo orgánico, debe confiar en que existen los recursos y la experiencia para resolver con éxito los problemas reales del corazón de sus pequeños.

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