Sobre nuestra anterior colaboración, alguien comentó que la lotería estatal de Nueva York aporta más de mil millones para la educación y nadie se queja de esos aportes. Sin embargo, algunos dominicanos, como yo, encontramos útil resaltar que el aporte “privado” (no estatal) para educación en nuestro país, no debe cubrir la falla administrativa presupuestaria injustificada del Ministerio de Educación y no creemos que eso sea estar “siempre inconformes, protestar por todo y atados al subdesarrollo”.

Pensar o analizar un poco más allá de lo evidente no es un pecado ni estupidez, porque la “conformidad” con el statu-quo, o dominante,  nunca provocará cambios. Si fuese así, nadie emigraría a ninguna parte, incluyendo los Estados Unidos de América (USA).

Algunos dominicanos, luego de pasar algún tiempo en  USA, creen que lo saben todo porque leen o escuchan algunas cosas y “las comprenden” en inglés, pero ocurre que la lotería estatal norteamericana, como todas las loterías del mundo, es un negocio extraordinario, porque las cifras que  recaudan son difíciles de escribir de corrido y precisamente la propaganda “ayudamos en educación” es una de las tantas formas de motivar a miles de millones de soñadores a probar suerte para engrosar fabulosamente sus ganancias que van directa o indirectamente a las arcas gubernamentales.

El “sueño americano” que muchos salen a buscar, a veces se transforma en una vigilia obligada, cuando la realidad golpea, pero aún así algunos sienten que  lo están viviendo realmente y  hablan del subdesarrollo dominicano como autoridades en la materia, cuando lo cierto es que su propio subdesarrollo lo tienen en el cerebro y lo que han hecho es cambiarlo de ubicación geográfica.