Subdesarrollo: el enemigo común

Subdesarrollo: el enemigo común

DIÓMEDES MERCEDES
El país se desploma víctima especialmente de las circunstancias del Subdesarrollo. Cae abatido por demandas que superan el déficit económico crónico que en condiciones «normales» no alcanzan para cubrir nuestro gastos y por acumulación hacen crisis, mayores, cuando circunstancias agravantes, incapacidad, corrupción, y otras causas internas y externas se suman a las anteriores aumentándolo, ocasionando una desaceleración de su pulso económico en el que se sucumbe.

Somos una muestra más en América Latina de un círculo vicioso que conlleva la inviabilidad latente de nuestras naciones, si no damos el gran salto integral, transformando nuestro capitalismo atrasado, dependiente y de consumo en otro, no dependiente o menos dependiente y más productor y exportador, y tecnológicamente moderno.

Lo anterior es a lo que personalmente nos referimos cuando hablando o escribiendo decimos que debemos cambiar de modelo para salir de esta crisis integral. Lo que otros repiten dejando en el limbo el objetivo intencionalmente vacío, como crítica válida al sistema.

El salto que visualizamos, para que se haga posible, necesita que sea auspiciado por nuevos actores y más jóvenes que los formados ideológicamente dentro de los tradicionalismos políticos de los distintos istmos contrapuestos de nuestro pasado. Actores jóvenes que vean en él su futuro y el de nuestra nación en su tiempo, dando un modelo quizás al resto de los países de la región, si otra no se nos adelanta asumiendo este rol con una mentalidad más constructiva, austera, empresarial, integralmente participativa y más ética, que la porquería política que indigna gobernándonos y cuya visión de hacerlo se reduce a cómo incrementar nuestro servilismo hacia los Estados Unidos, gestionando así su respaldo, el que reciben para mantenernos en la misma situación. En la relación bilateral con este gran Estado, tenemos que buscar tener el peso que valgamos, valiendo cada día más, no desvalorizándonos según ha hecho Leonel en España con sus declaraciones reiterando otras, en la que somos casi nada. Eso pinta mal dentro lo que de él en estas circunstancias esperamos, por lo que va esta crítica.

Aunque siempre será positivo hacerlo, no es imprescindible ir a cursos especiales en nuestras universidades, ni participar del Foro Mundial, ni esperar a ser elegido en el Congreso Nacional o en la Presidencia, para hacer lo que debemos para el cambiarle el rumbo al país. La inviabilidad de nuestra nación con su subdesarrollo es más que una amenaza a todos, y todos vivimos la mala experiencia, excepto la cupulita que trafica con nuestra dependencia. A todos nos toca asumir un poco de esta lucha para salir del Subdesarrollo.

Pensemos que los antes pobres y muy pobres, han pasado en este cuatrienio a vivir en paupérrimas condiciones y sin esperanzas, y como si fuéramos succionados por la fuerza de un sifón, por el mismo canal de ellos la crisis precipita a la mayoría de la nación y en el primer turno a la clase media, que ha sido despojada de sus ahorros, ingresos, bienes, propiedades, salarios, empleos, etc., tomados por la insolvencia del Estado, para pagar la deuda exterior malversada; en segundo término, pagar los hoyos de la corrupción de los funcionarios públicos; y en tener lugar para pagar los enormes fraudes bancarios.

La clase política vigente y en parte la empresarial y algún religioso, fingiéndose sorprendidos de estos actos de los que son cómplices cargan sobre el pueblo sus culpas sin devolverle lo que poseen inmerecidamente; sin renunciar a sus posiciones desde donde actúan privilegiándose, premiando y protegiendo estos hechos criminales graves, escudando su indudable complicidad tras servirse de ellos en sus posiciones sin ética, con la cuchara grande, frente a honestos competidores.

Son los mismos que han vendido como finca al país y como ganado a sus habitantes a la banca internacional por vacas muertas, sometiéndonos a un Fideicomiso que el FMI regentea como policía fiscal internacional. Son además los mismos que simultáneamente decapitan a todo el sector productivo local de un solo hachazo, para vender nuestro mercado a los consorcios internacionales con los acuerdos tipo embudo con los Estados Unidos, en el TLC. ¿Cómo no cuestionar y revocar con sanción social la autoridad de esta clase política, empresarial y religiosa de la nación, por lo menos extraviadas? ¿Cómo seguir en la inercia después de nuestra victoria cívica del 16 de mayo, bajo el liderazgo de la idea «E» pa» fuera que van» que no sólo apuntaba a los miembros del actual gobierno por sus malas ejecutorias sino también a las causas de ellas, las que pensadas, se resumen en el Subdesarrollo y sus estructuras en el país? Este proceso está inconcluso; debe continuar la Movida.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas