Suben a 3,700 los muertos por sismo

Suben a 3,700 los muertos por sismo

BANTUL, Indonesia (AP).- Familiares desesperados registraban entre los escombros en busca de sobrevivientes después de que un poderoso sismo destruyó el sábado numerosas viviendas y hoteles en la región central de Indonesia. El terremoto provocó la muerte de más de 3.700 personas en esta antigua ciudad y lesionó a miles más en otras poblaciones cercanas. Fue catalogado como el peor desastre natural que sacude a esta nación tras los maremotos del 2004, y despertó temores de que un volcán cercano podría estar a punto de estallar. El terremoto de 6,3 grados de magnitud.

Sucedió a las 5.54 de la madrugada, cerca del afamado complejo de templos de Borobudur, mientras la mayoría de las personas aún dormían, y destrozó techos y muros de concreto. Los sobrevivientes gritaban al huir de sus casas, cargando con niños y ancianos ensangrentados.

La peor devastación la sufrió la localidad de Bantul, donde el 80% de las casas quedaron destruidas y muriron más de 2.000 personas. Los habitantes comenzaron a cavar fosas comunes casi de inmediato, mientras que otros familiares lloraban y rezaban el Corán junto a hileras de cadáveres que esperaban ser sepultados.

El sismo también se sintió en la ciudad antigua de Yogyakarta, a unos 400 kilómetros al este de la capital, Yakarta.

Tuvo su epicentro a unos 10 kilómetros por debajo de la superficie terrestre, dijo el Servicio Geológico de Estados Unidos.

La actividad del volcán Merapi, uno de los más activos del mundo, se incrementó y un geólogo advirtió que el temblor podría causar una gran erupción. Otro experto, sin embargo, restó importancia a esas preocupaciones.

Al caer la noche en la zona de desastre _que se extiende a cientos de kilómetros cuadrados donde habitan comunidades agrícolas en la densamente poblada provincia de Yogyakarta_, decenas de miles de personas se preparaban para dormir en las calles, en campos de arroz o en jardines, ante el temor de que ocurran réplicas.

El servicio eléctrico fue suspendido en gran parte de la región, lo cual agravó los temores. Muchos que habían pasado horas cavando en vano debajo de grandes cantidades de escombros se vieron obligados a suspender la búsqueda de sus familiares hasta la mañana siguiente.

«Está demasiado oscuro. No hay nada que podamos hacer ahora’’, dijo Sarijo, quien buscaba a su vecino, de 40 años, quien habría quedado atrapado debajo de los restos de su casa.

Subarjo, un vendedor ambulante de 70 años, se lamentaba junto al cadáver de su mujer.

 «No pude ayudarla’’, manifestó. «Estaba intentando rescatar a mis hijos… y la casa se cayó’’.

El presidente Susilo Bambang Yudhoyono ordenó al ejército que ayudara a evacuar las víctimas y llegó la tarde del sábado a la densamente poblada provincia de Java, en el centro del país, con un equipo de ministros para supervisar los operativos de rescate. Le pidió también a los residentes locales que no tuvieran miedo a un tsunami.

El mandatario dijo a la gente que «en tiempos como éste tenemos que unirnos’’, y pasó la noche en un campamento de sobrevivientes del sismo.

El terremoto fue el más reciente de una serie de desastres naturales que azotan a Indonesia, como el tsunami que destruyó a la provincia de Aceh, hasta una amplia infección de la mortífera gripe aviar, así como la amenaza de una gran erupción del cercano volcán Merapi.

Al menos unas 3,731 personas fallecieron en el sismo, informaron a The Associated Press oficinas de comando de ayuda instaladas en cada uno de los distritos afectados. Dos terceras partes de los muertos ocurrieron sólamente en la localidad de Bantul.

El único extranjero reportado muerto o lesionado fue un holandés.

El fuerte temblor derribó casas, hoteles, un hospital y edificios del gobierno, e hizo que la gente saliera corriendo a las calles. Muchas carreteras y puentes estaban destruidos, obstaculizando los esfuerzos de la población de huir en vehículos e impidiendo que camionetas cargadas de heridos pudieran llegar a los hospitales.

Los médicos trabajaban a marchas forzadas para atender a los lesionados, incluidos cientos de personas recostadas sobre sábanas de plástico, tapetes o incluso periódicos frente a los hospitales repletos. Algunas botellas de suero suministrado a los pacientes debieron ser colgadas de los árboles ante la falta de camas disponibles.

 «Necesitamos ayuda aqu풒, dijo Kusmaruanto, del Hospital Bantul Muhamadiya, el más cercano al epicentro del terremoto. Añadió que tan sólo en su clínica había 39 cadáveres.

Japón y Malasia dijeron que enviarán equipos médicos, y las Naciones Unidas y la Comisión Europea también expresaron que mandarán ayuda de emergencia. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (FAO) y la UNICEF ofrecieron asistencia humanitaria y carpas para refugiar a los desamparados.

Poco después del sismo cayó una gran ráfaga de nubes calientes y piedras por la ladera occidental del volcán Merapi. Nadie resultó lesionado.

El jefe de geología del Ministerio de Energía, Bambang Dwiyanto, dijo que no parecía haber ninguna relación entre los dos fenómenos, pero advirtió que el terremoto podría provocar una erupción más importante.

 «Repercutirá en la actividad del monte Merapi, especialmente en la lava de su parte superior’’, sostuvo.

Sin embargo, un investigador de geología del Instituto de Ciencias de Indonesia, dijo que no pensaba que el terremoto haya sido tan poderoso como para causar una erupción más grande.

El sismo causó fisuras en la pista del aeropuerto de Yogyakarta, ciudad donde se encuentra el famoso templo de Borobudur. El aeropuerto permanecerá cerrado al menos hasta el domingo, mientras se revisan las instalaciones, dijo el ministro del Transporte Hata Radjasa.

Las autoridades señalaron que desconocen si el templo budista del siglo IX, considerado una de las siete maravillas del mundo, fue afectado por el terremoto. Cerca de allí, el templo Prambanan sufrió cierto daño, pero no se especificó la magnitud.

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