Subordinación a lo sectario

Subordinación a lo sectario

Criterios vinculados a intereses partidarios coyunturales han sido determinantes en la toma de decisiones importantes a lo largo de la vida institucional. No siempre los objetivos de proyectos políticos coinciden con las conveniencias de la sociedad. De ahí que tantas veces la opinión ciudadana captada en sondeos sea de objeción a la forma predominante de hacer política a la que se atribuye la persistencia de notables males. Una reprobación de creciente contundencia que tienden a echar quizás injustamente a todo el activismo político en un mismo saco. Una pérdida de confianza que en otros países hizo emerger liderazgos no tradicionales. En ocasiones vino luego el fracaso de los advenedizos.
Al parecer la hora de revertir el proceso no ha llegado todavía… y en el ínterin es lógico que en sus reacciones la colectividad atribuya a mezquindades partidarias la negación sistemática a aprobar leyes que controlen la actividad de los partidos y los procesos electorales. Que se perciba el peso de propósitos partidarios tras las demoras persistentes a comprometerse en pactos fiscales y de energía que garanticen transparencia y frenen decisiones unilaterales en materia impositiva, de gastos y de políticas energéticas. Que desautoricen ejercicios presupuestales contrarios a la racionalidad que fomentan el preocupante endeudamiento. Que cercenen el amiguismo multiplicador de altos cargos.

El desmadre de la morosidad

Tras problemas causados por demorar la reconstrucción de hospitales a nivel nacional, inutilizando parcialmente el sistema de salud, está el vicio invencible de endeudarse sin previsión de recursos ni planificación que garanticen el oportuno y buen resultado de las ejecutorias. Como si se ignorara olímpicamente que los planes de trabajo de los contratistas tienen que detenerse si no les pagan a tiempo. A mayor morosidad, peores consecuencias que en materia asistencial redundarían en sufrimientos y muertes. Ocurre en otras áreas de construcción, reparación y ampliación de planteles y en el suministro de comestibles al alumnado. Atrasos de pagos a constructores y proveedores que luego tratan de excusar mientras se pone en grave riesgo la calidad y permanencia de inversiones públicas y servicios a sectores muy necesitados. Véase el Metro para decir algo más.

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