Subsidios para mantener un mal

Subsidios para mantener un mal

Entre 2004 y 2008 el Gobierno gastó 109,000 millones de pesos en pago de subsidios al sector eléctrico. Si en ese mismo lapso el servicio experimentó alguna mejoría, ni por asomo se correspondería con la suma gastada. Es decir, lo gastado simplemente sirvió para mantener un mal servicio, no para corregir sus graves fallas. Los problemas del sector eléctrico son el costo del pecado original conque nació el modelo energético tras la “capitalización”, que abrió las puertas para dar cabida a la inversión privada en las empresas del Estado. El modelo fracasó también en ámbitos como la industria azucarera, pero los perjuicios derivados del mismo para la economía nacional han sido trágicos en el sector eléctrico.

Una pregunta válida es si el problema eléctrico pudo haberse  resuelto entre 2004 y 2008, si en vez de gastar 109,000 millones en subsidios se hubiesen invertido para corregir las fallas técnicas, estructurales y gerenciales del sistema eléctrico. En alguna medida los subsidios han alejado el alivio del problema. La energía servida que  no  pagan los usuarios, de todos modos se cobra porque se le cobra al Estado, a veces con extorsión por medio de  apagones financieros. Habrá que ver cómo encararía el sector eléctrico un desmonte de los subsidios, que ya son insoportables para la economía y que han servido más para alimentar un mal que  para acabarlo.

Feminicidio: un desafío social

Combatir las causas de la asombrosa frecuencia de feminicidios que se registran en este país podría calificar como un de los desafíos sociales más serios en los últimos tiempos. Lo primero es que habría que luchar contra una acumulación de descomposición familiar que parece ser la principal responsable de la generación de antivalores y patrones conductuales dominados por la posesión y la violencia. Además, es necesario mejorar los medios de valoración y manejo de casos de agresión o amenazas contra la mujer.

Las circunstancias nos obligan a asumir una actitud de militancia contra los factores que alimentan la conducta homicida y suicida de hombres que matan a parejas o ex parejas y se suicidan, dejando un cuadro dramático de hijos huérfanos y familias desgarradas por el dolor. Estamos ante un serio desafío social porque el problema tiende a agravarse, estimulado por la descomposición social general que padecemos.

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