El valor de una mercancía, para los fines aduaneros no se podría determinar mediante la “inteligencia artificial”; es decir, imponer un valor obtenido mediante instrumentos de análisis informáticos a una transacción de comercio exterior constituiría una modalidad de arbitrariedad que entra en conflicto con las reglas establecidas en el Artículo VII del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio del año 1994, ratificado por la República Dominicana mediante la Resolución No. 2-95 del Congreso Nacional, del 20 de enero del 1995; y en el Decreto No. 36-11, del 20 de enero del año 2011.
Cuando la aduana cuestiona el valor de una transacción de comercio exterior, debe apoyarse en los métodos que aporta el Código de Valoración y ofrecer espacios de debate técnico al actor investigado; incluso, aun cuando se trate de “valores irrisorios”.

La “inteligencia artificial” no es, por tanto, un método de valoración más, sino un instrumento para fortalecer el equilibrio entre facilitación y control aduanero; reflexión ésta que se ofrece a propósito de que, según ha dicho recientemente la DGA, cito: “la valoración la decidirá la inteligencia artificial”.

Casi dos décadas atrás, la aduana dominicana desmanteló el Departamento de Valoración y se encaminó a eliminar aquellas “listas de valores mínimos”, teniendo claro que el gran reto sería el de desarrollar fortalezas profesionales, técnicas, éticas y tecnológicas, para enfrentar el ancestral fenómeno global de la subvaluación y la sobrevaloración.

La duda razonable sobre el valor declarado lleva obligatoriamente al empleo ágil de los demás métodos establecidos en el Código; al análisis económico transparente y preciso, para garantizar la exactitud del recaudo de los tributos y la sana competencia.

La “inteligencia artificial” debe dirigirse hacia la generación de alertas de modo que las áreas gerenciales, operativas y técnicas puedan aislar y dar seguimiento efectivo al evento detectado.

El análisis de ciertos datos arroja que el 79.8% de los ilícitos que detecta la aduana dominicana están relacionados con la subvaluación; esto, sin incluir dos importantes áreas de altísimo riesgo: los correos expresos (courier) y los mudanceros (shipping).

El uso de valores criterio y referenciales, el acceso a bancos de datos nacionales e internacionales, el intercambio de información con otras aduanas y con entidades públicas y privadas, ofrecen las oportunidades para fortalecer las herramientas informáticas en el propósito de apoyar la lucha en contra de la subvaluación, la evasión y el lavado de activos, entre otros ilícitos.

Crear una unidad de análisis de valores, como parte de la inteligencia aduanera, compuesta por economistas de firmes bases éticas, con conocimientos sobre la dinámica de los precios de los bienes, que apoye en la interpretación de los resultados provistos por sistemas de “inteligencia artificial”, sería un gran paso.

Mientras participaba como conferencista en un foro sobre “big data” en Rotterdam, Países Bajos, establecía que lo importante para la toma de una decisión justa, rápida y oportuna no es la cantidad sino la calidad de los datos y la disponibilidad de éstos en el lugar y en el momento que se necesitan; y esperar que la información sea manejada por funcionarios aduaneros capaces y honrados.