LA HABANA. Mariela Castro, hija del presidente cubano Raúl Castro, dijo el miércoles que el país podría resultar sorprendido cuando se dé a conocer quién será el próximo mandatario de la isla.
Fidel Castro gobernó Cuba durante medio siglo antes de ser sucedido por su hermano Raúl, quien ha dicho que planea renunciar al cargo en febrero.
Los observadores nacionales e internacionales consideran en general como posible sucesor a Miguel Díaz-Canel, de 57 años de edad, un miembro añejo del Partido Comunista y cuyas discretas apariciones públicas no han convencido a muchos cubanos de su capacidad para ser el primer mandatario ajeno a la familia Castro desde 1959.
“A veces te vas orientando por un lado y de repente miras para acá y dices: ’Ay, que interesante esta persona, no me había fijado antes”, dijo Mariela Castro al ser cuestionada sobre el proceso de sucesión.
“Hay sorpresas siempre”, recalcó.
Mariela Castro es defensora de los derechos de los homosexuales, miembro de la Asamblea Nacional de Cuba y jefa del instituto nacional de educación sexual. Desde hace tiempo ha sido una de las figuras públicas más vocales de Cuba, y la percepción general es que sus declaraciones llevan el emblema de su padre.
La reciente especulación en torno a posibles candidatos presidenciales alternos se ha enfocado en el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, un ardoroso orador público que ha representado a Cuba en el ámbito internacional durante ocho años. Rodríguez ha aumentado su actividad pública en los meses recientes, incluyendo un inusual artículo que publicó la semana pasada en la prensa estatal en el que se disculpa con la familia de Nicanor Torres Ochoa, un cubano que falleció en mayo del año pasado durante un viaje a Venezuela en representación del gobierno cubano.
La hija del fallecido se quejó con el diario Juventud Rebelde, administrado por el Estado, de que su familia no recibió su certificado de defunción, un reflejo de la frustración de miles de cubanos con el intrincado modelo soviético de la burocracia nacional.
El sábado, el diario publicó una inesperada respuesta por parte de Rodríguez, en la que garantiza a los lectores que el problema quedó resuelto al afirmar que el Ministerio de Relaciones Exteriores ha revisado sus procedimientos para evitar que se repita el problema y se disculpó con la familia a nombre de las instituciones estatales involucradas.
Esas detalladas disculpas a los ciudadanos son prácticamente inauditas en Cuba, en particular si proceden de altos funcionarios del gobierno.
A pesar de los cambios sutiles en las actividades públicas de algunos dirigentes, hasta el momento no hay indicios de que Díaz-Canel haya perdido su posición como favorito tácito para ser el próximo mandatario de Cuba. Sin embargo, la salida de Raúl Castro del poder crea oportunidades sin precedentes para que se presenten sorpresivos cambios en la estructura política cubana.
Como líder nacional supremo, Fidel Castro sostenía de manera simultánea varios cargos como jefe de Estado, y de instituciones gubernamentales y del Partido Comunista.
Raúl Castro heredó ese arreglo pese al hecho de que la constitución cubana no estipula tal concentración de poderes. El retiro de Raúl Castro como presidente abre la posibilidad de que sus responsabilidades se entreguen a más de una persona, lo que por lo menos crearía una separación nominal de poderes por primera vez desde los primeros años de la Revolución Cubana.