Sucesor puede ser latinoamericano

Sucesor puede ser latinoamericano

CIUDAD DEL VATICANO (AFP).- Por primera vez en la historia, el sucesor de Juan Pablo II podría «ser de lengua materna española o portuguesa» ya que la posibilidad de que llegue un latinoamericano al trono de Pedro no ha sido descartada por los expertos en asuntos de la Santa Sede.

«Sería muy bueno para Brasil y para la región si el próximo Papa es de América Latina. Sería mejor si fuera brasileño», admitió el sábado en una conferencia de prensa el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.

El mandatario brasileño confesó que forma parte «de la torcida» (ndlr: de los partidarios) del cardenal de Sao Paulo Claudio Hummes, un franciscano de 66 años que luchó contra la dictadura (1964-85).

Hummes es el gran favorito de Brasil, el país con más católicos en el mundo y que cuenta con 4 cardenales electores, aunque su decisión de abrir la iglesia brasileña a las organizaciones sindicales podría dividir a los purpurados, en general más propensos a escoger una figura de centro o conservadora.

Como «Lula», muchos líderes latinoamericanos esperan que el sucesor de Juan Pablo II provenga de América Latina, el continente más católico del mundo, con unos 500 millones de bautizados.

«Esperamos que elijan al hondureño, porque es alguien que tiene una conciencia social formada y que sabría recoger el legado de Juan Pablo II por la paz», aseguró este domingo en la plaza de San Pedro la salvadoreña María.

La centroamericana se refería a una de las figuras más emergentes entre los los jóvenes purpurados del Colegio Cardenalicio, un hombre capaz de representar la alternativa espiritual de la Iglesia de los pobres frente al dominio del dinero.

Se trata del cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez, arzobispo de Tegucigalpa, un salesiano de 62 años, típico exponente de la nueva jerarquía eclesiástica latinoamericana.

Es capaz de luchar contra las desigualdades sociales y la pobreza sin que lo tachen de simpatizante de la teología de la liberación, una corriente que el difunto Juan Pablo II ha perseguido siempre a causa de su inspiración marxista.

«Si fuese llamado al solio desde la pequeña Honduras (…) nos encontraríamos en una medieval lucha de investituras entre Papado e Imperio, esta vez en defensa de los derechos humanos y de los eclesiásticos», escribió el vaticanista italiano Giancarlo Zizola.

América Latina cuenta con 22 cardenales electores en el órgano supremo de la Iglesia, decisivo en la elección de un nuevo Papa, y es el segundo bloque más fuerte después de los europeos.

Entre los llamados «príncipes de la Iglesia» nacidos en América Latina, con el carisma y capacidad para gobernar a los católicos, se mencionan con frecuencia a cardenales de Honduras, Brasil, Colombia y Argentina.

Los «papables» latinoamericanos, es decir aquellos que podrían obtener el apoyo de la mayoría de los 117 cardenales con menos de 80 años y con derecho al voto en el Cónclave, cuentan con experiencia en el complejo manejo de los asuntos internos de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.

Es el caso del colombiano Darío Castrillón Hoyos, 75 años.

Proclamado hace siete años cardenal, su prestigio como hombre «hábil, enérgico y políglota», unido a su experiencia como responsable del Consejo Pontificio para el Clero, lo convierten en uno de los favoritos.

Fuera de todos los juegos de poder aparece el argentino José María Bergoglio, 68 años, un hombre tímido, culto y esquivo, que brilló como relator en el sínodo de Obispos de las Américas en el 2001. Sería además el primer jesuita que llega al trono pontificio.

Para el vaticanista italiano Marco Politi, del diario La Repubblica, autor de varios libros sobre la Santa Sede, los cardenales latinoamericanos, apoyados por los ibéricos (8) y los estadounidenes (11), podrían alcanzar tranquilamente la mayoría relativa.

Sin embargo, otros expertos, consideran que «sería aventurada» la elección de un pontífice no europeo.

Identificados con una especie de «tercera posición» (ni izquierda ni derecha), los purpurados latinoamericanos han sido casi todos designados por Juan Pablo II.

«El nuevo Papa tendrá su programa y sus ideas, será un cambio total para llevar a la Iglesia al lugar que se merece en este milenio», aseguró este domingo el arzobispo español Cipriano Calderón Polo, vicepresidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina.

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