Sueños de Quijote (1)

Sueños de Quijote (1)

POR MU-KIEN ADRIANA SANG
Cuenta el gran Cervantes, que Don Quijote salió un buen día de un lugar de la Mancha, acompañado de su leal mozo Sancho. Su misión era socialmente clara para la mente atormentada de este hidalgo: los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer».

Ninguno de sus allegados se imaginaba la misión que deseaba cumplir. Cuenta que una mañana temprano partió, y sin que nadie lo viese, se armó de todas sus armas, subió sobre rocinante…, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo… A través de su inusitado viaje por su mundo conocido y desconocido a la vez, Don Quijote enfrentó valientemente todas las situaciones plagadas de injusticias, defendiendo siempre a los desposeídos y tratando de ser justo en todas las inverosímiles situaciones que encontró. Se batió con los molinos de vientos, dragones ante sus ojos, que enfrentó con energía porque se interponían en su camino, impidiéndole cumplir con el designio de ser el caballero andante de los infelices.

El Hidalgo Don Quijote dejó sus huellas en cada una de los momentos de su larga travesía por España. Cuando tuve que leer la obra, siendo una niña me llamó la atención los sabios consejos que dio a Sancho Panza antes de que fuese a gobernar la Ínsula Barataria. Los consejos que dio el hidalgo caballero andante a su fiel sirviente, fueron y serán siempre una oda al arte de gobernar con un sentido de ética y justicia. Inicia Don Quijote su diálogo con Sancho haciéndole entender que esa posición de dirigir el Gobierno de la Ínsula era algo que muchos añoraban: Yo que en mi buena suerte te tenía librada la paga de tus servicios, me veo en los principios de aventajarme, y tú antes de tiempo, contra la ley del razonable discurso, te ves premiado de tus deseos. Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro, y sin saber cómo, ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Acto seguido, pasa entonces Don Quijote a ofrecer una serie de buenos consejos a Sancho:

1. Primeramente, ¡OH hijo! Has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.

2. Lo segundo has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la rana que quiso igualarse al buey…

3. Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, porque viendo que no te corres, ninguno podrá correrte, y préciate de ser humilde virtuoso que pecador soberbio…

4. Mira Sancho, si tomas por medio la virtud y precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.

5. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico; procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre.

6. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor a la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia,

7. Al que has de castigar con obras, no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.

Concluyó el Quijote sus sabios consejos con una última recomendación, Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible… y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura…

Pero el espacio de este Encuentro terminó. Los sueños de Quijote seguirán en la próxima entrega.

msang@pucmm.edu.do

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