Sufragio Vs abstención

Sufragio Vs abstención

ADOLFO MORETA FÉLIZ
Por muchísimos factores adversos, en amplios segmentos de la población existe la disyuntiva de si vale la pena votar o no en las elecciones del próximo 16 de mayo. En ese sentido, cada quien es libre de tomar su particular decisión. Porque pensar por sí mismo y con libre albedrío es una de las facultades esenciales del ser humano. Aunque la realidad práctica resulta ser otra.

“No dejes que nadie piense por tí”, como mensaje publicitario invitando al ciudadano para que acuda a las urnas, expresa todo lo contrario a la realidad del motivo por el cual se ejerce el sufragio. ¿Por qué? Porque a las urnas se va, precisamente, para seleccionar a los legisladores, síndicos y regidores que asumirán la representación no sólo para pensar por uno, sino también para decidir por todos los ciudadanos sobre los asuntos políticos, las normas administrativas, las reformas, y las nuevas leyes que regirán el diario vivir de los individuos dentro del tejido social que conforma la sociedad. De ahí, la importancia reflexiva del sufragio. Y el legítimo derecho a la abstención.

De jocosos personajes han pasado a ser respetables ciudadanos con elevada estima moral en sus opiniones públicas. Eloy, Diógenes, Boca de Chivo, Rosca Izquierda, Doña Mármara y Don Chichí, en la presente coyuntura pre-electoral se han convertido en los más reflexivos analistas orientadores del proceso. Aunque no han logrado el reconocimiento público de mejores politólogos, se han graduado como los más certeros psicólogos sociales. En forma escudriñadora, han penetrado en el alma del elector, así como en el pensamiento y la intención de los candidatos.

“Para muestra un botón”. Y ese botón es cuando uno de los prestantes personajes le pregunta a otro su punto de vista sobre lo que harán los legisladores, síndicos y regidores electos. La respuesta fue directa y sin rodeos: – “Pues se mudarán de su barrio para un sector exclusivo, cambiarán las yeepetas cada dos años, harán una casa en la playa…” Y obviamente, se alejarán de sus relacionados y la comunidad, hasta las próximas elecciones cuando de nuevo opten reelegirse. También, aprobarán las reformas concesionarias que cada vez más convierten a la República Dominicana en inaccesible para los dominicanos.

Y para colmo de males, muchos no conocen las demarcaciones ni la forma como viven sus electores, ni las necesidades colectivas inmediatas de la comunidad que van a representar. En consecuencia, carecen de propuestas para mejorar las condiciones materiales y espirituales de la gente. Salvo algunas excepciones. Pero cuando las excepciones no están en la circunscripción del elector, a éstos se le presenta el dilema, ¿por quién votar?.

La genialidad de los incisivos psicólogos sociales es espectacular. Son directos y sinceros sin ser anarquistas. En sus lacónicas “conferencias magistrales” de cada día, llenos de desencanto y frustración dejan como moraleja la siguiente reflexión: ¿Vale la pena votar ahora? No obstante, están conscientes del derecho que tiene todo ciudadano de elegir y ser elegido, y reconocen al régimen democrático como el mejor de los sistemas.

Ocasionalmente, su imaginación es proyectada en perspectiva. Es así, como el 4 de abril, Boca de Chivo se imagina que se encamina a ejercer su voto el 16 de mayo. Pero al llegar al colegio electoral, se encuentra con asnos haciendo fila. Al observar el panorama, se devuelve, diciéndole al que iría detrás de él: – “No voy a decir nada, si usted quiere haga la fila”.

Para rematar, el 26 de abril, Diógenes tiene la infeliz ocurrencia de preguntarle a Boca de Chivo, ¿por quién vas a votar?. Más rápido que la velocidad de la luz, Boca de Chivo le respondió: – “No sé, la abstención es secreta”. 

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