Sufrimientos globales

Sufrimientos globales

Hace una semana escribí un comentario acerca de las opiniones del economista Nouriel Roubini sobre la precariedad del crecimiento económico “pacífico” de China continental. Anteayer, el diario “El País” trajo dos noticias intranquilizantes que tocan la China; uno de los títulos reza “El recelo hacia la China crece en Asia”; otro título afirma que “el gobierno japonés acelera el plan para ampliar su capacidad militar”. Esa misma edición del periódico incluye un extenso artículo de Larry Summers, antiguo Secretario del Tesoro de los Estados Unidos durante el gobierno del Presidente Bill Clinton. Se trata de una conferencia, condensada por el propio Summers.

El tema del escrito del exsecretario del tesoro es aun más alarmante por su título: “¿Acabará 2014 como 1914? Todos saben bien que la Primera Guerra Mundial comenzó en 1914 y se prolongó hasta 1918. En ese período cayeron dos imperios: el imperio otomano y el imperio austro-húngaro; también tuvo lugar la revolución bolchevique, en 1917, que derribó al zar de Rusia. Profesor emérito de la cátedra de Charles W. Eliot de la Universidad de Harvard, Summers piensa que “no ha habido un año, al menos que yo recuerde, en que los desafíos sean tan importantes para los ciudadanos de nuestros países como son hoy”.

En uno de los párrafos dice: “el éxito económico no asegura la paz, pero el fracaso económico y la desintegración casi garantizan el conflicto”. Los retos del presente son muchos: calentamiento climático, proliferación nuclear, terrorismo creciente, “inseguridad cibernética”, aumento de las deudas públicas. Estima Summers que “de nuevo una potencia grande y fuerte obtiene su legitimidad gracias a un impulso expansionista”. Algo que ya ocurrió en 1914. Los tratadistas de asuntos internacionales consideran que las dos guerras mundiales fueron en realidad una sola, con un armisticio intercalado.

Las crisis monetarias son fenómenos que irritan las multitudes y condicionan las decisiones políticas; las presiones migratorias desatan pasiones nacionalistas en cualquier país del mundo. El balance entre los poderes es un equilibrio inestable; y cada día es más difícil predecir el cuadro geopolítico del porvenir inmediato. Los países pequeños tendrán que contar con la posibilidad de que los grandes se líen en guerras, económicas y territoriales. Los débiles, lamentablemente, sufrirán.

 

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