Ufano creído o haciendo creer, el presidente Danilo Medina invitó a su par hondureño Juan Orlando Hernández a visitar los proyectos habitacionales La Nueva Barquita y Ciudad Juan Bosch para destinarlos a carenciados, en una versión presidencial óptima de solución social errada.
El presidente hondureño debe ponderar la versión presidencial triunfalista a priori que le enseña su par dominicano como solución social a grandes grupos humanos carenciados, que han desertado de sus lugares de origen por ausencia de condiciones mínimas de sobrevivir.
Inclusive en los programas Visitas Sorpresa, Banca Solidaria y auge educativo, el presidente Hernández debe ponderar |con cuidado y asesoría, el origen de los recursos para esos programas, los niveles de retorno crediticio, profesores para suplir nuevos planteles, reflexionar profundo sobre estos cuestionamientos, y determinar qué resulta de mayor provecho ciudadano, si regalar apartamentos o incluir a los que van a ocuparlos en proyectos de reforma agraria.
Recordando que fue el presidente Joaquín Balaguer que inició la promoción de campesinos sin tierras a las urbes regalándoles apartamentos y que hoy son parte sustancial de la arrabalización y los caldos de cultivos de la delincuencia y el tráfico de drogas.
Programas de reforma agraria de verdad como los que se realizan en Taiwán y el Estado de Israel, no la farsa que se ejerce aquí de distribuir tierras sin soportes de vivienda, animales de crianza, aperos de labranza, centros docentes, de salud y alimentos, que definen a un correcto programa de reforma agraria, señalando que todos los que residen en las barriadas son de origen rural. Las Villas de la Libertad que enunció el presidente Juan Bosch en su efímero gobierno.
Reflexione estas premisas, señor presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, evitando incurrir en nuestros yerros.