El presidente del Comité Dominicano de Presas, ingeniero José Manuel Armenteros, calificó ayer como una enfermedad grave del país los arrastres de sedimentos que están llegando a las cuencas de los ríos y embalses de presas, por lo que se hace urgente acciones que frenen ese proceso.
Al participar como expositor en el simposio Limpieza de embalses y control de cuencas de las presas, que organizan un grupo de entidades, Armenteros dijo que ríos como el Nizao, Ocoa, Nigua, Yaque del Sur, Yaque del Norte, Yuna y sus embalses presentan sobre sedimentación por los arrastres que dan lugar a desvíos de cursos e inundaciones a poblaciones cercanas.
Es fundamental imponer la idea de que es de suma urgencia acordar y definir una cultura de conservación de los suelos, expresó Armenteros en su exposición Arrastre de los ríos en las cuencas, los embalses y el medio ambiente.
Los más afectados. Armenteros citó que entre los casos más urgentes están las cuencas de los ríos Nizao, Nigua y Mahomita, que presentan playas, o sea, espacios que solamente tienen arena sin curso de agua ni árboles en sus orillas.
Señaló que en la central de Jigüey las playas son tan grandes que se tuvo que construir un muro de gaviones para que las arenas no entren en las turbinas de la hidroeléctrica.
Mientras que en el caso de Nigua se ha determinado que posee unos 30 metros de profundidad con depósito de arrastres.
Presa. Al mostrar fotografías áreas sobre esas cuencas, Armenteros indicó, además, que muchos de esos sedimentos se encuentran en las colas de los embalses del complejo de presas Jigüey-Aguacate.
En este tema también intervino el ingeniero Manuel Gómez Achécar, quien apuntó que la mayoría de las cuencas hidrográficas del país tienen problemas de degradación y niveles de erosión muy altos.
La actividad, que se celebra en el Codia, culmina hoy con una serie de recomendaciones para resolver el problema.
Recomienda plan de acción urgente
Armenteros sugirió que se construyan presas pequeñas y medianas de ramas y piedras para disminuir la velocidad de concentración de los cauces y la capacidad de erosión de estos materiales.
También que se eduque a los propietarios de tierras de cultivo en zonas altas para evitar malas prácticas que induzcan a la erosión y los arrastres. Que se tomen acciones para la limpieza de los embalses, tomando en cuenta que no en todos se puede aplicar el mismo procedimiento para la extracción directa en grandes embalses y que además no siempre son económicamente rentables, por lo que es necesario aplicar subsidios para lograr recuperar los volúmenes perdidos.
Agrega que se debe facilitar la comercialización o venta privada y/o estatal de los áridos cumpliendo con las normas medioambientales de extracción, dentro de una política general con base económica que permita la conservación de suelos.
Armenteros sugirió, además, que se encaucen los ríos que crean problemas a poblaciones y edificaciones cercanas como en el caso de San Cristóbal.
Mientras que Gómez recomendó la realización de un inventario específico de las áreas de mayor urgencia para ser reforestadas, puesto que la tala de bosques latifoliados y pinares y los cultivos migratorios son las principales causantes de erosión.