Sugiere aprovechar experiencia anti crimen NY

Sugiere aprovechar experiencia anti crimen NY

POR FERNANDO QUIROZ Y DIEGO PESQUEIRA
MANHATTAN, Nueva York.-
La República Dominicana puede aplicar la experiencia de este Estado respecto a su “dramática e impresionante” baja de la delincuencia, el crimen y las drogas que azotaba gran parte de sus vecindarios, consideró el asambleísta dominicano Adriano Espaillat.

Recordó que las iglesias tuvieron un papel importante durante ese proceso y que cientos de familias acudían a las iglesias a delatar en ese ambiente ante los policías, los domicilios donde se vendían drogas.

Fue de esa manera que la Policía neoyorquina fue entrando a los vecindarios arrestando y desplazando a los narcotraficantes, explicó.

Espaillat consideró que si no hay una participación ciudadana  en combatir el crimen, de nada vale que se envíe a las calles a patrullar al Ejército y la Policía dominicanos.

En las décadas ochenta y noventa del siglo pasado se daban en este vecindario hasta 135 homicidios al año, principalmente en el precinto 134, que anteriormente comprendía desde la calle 135 hasta la 218.

Había un gran problema en las escuelas, pues más de 5,000 niños estaban forzados a irse fuera del distrito en autobuses por falta de aulas.

“Esas cosas se han superado en gran medida. La situación del crimen se ha aliviado bastante, al nivel que se ha visto que en esta área lo que se dan es quizás cinco homicidios al año, y sólo uno o dos son relacionados con  drogas, los demás son crímenes pasionales”, manifestó Espaillat en entrevista exclusiva a HOY.

Con el respaldo de los ciudadanos y los esfuerzos de las autoridades, han logrado vecindarios más tranquilos, dijo.

“Y la situación que se está viviendo allá no es peor que la que se vivió aquí y nosotros pudimos superarla trabajando con las autoridades” insistió.

Observó  que la población dominicana lo que quiere es protección ante la delincuencia y el crimen, por lo que el presidente Leonel Fernández debe responder a sus reclamos.

Valoró el esfuerzo del mandatario con las medidas adoptadas y resaltó el envío de oficiales policiales a entrenarse a  John Jay, el colegio de justicia criminal.

Espaillat se inició en la política en programas de seguridad pública, recién graduado de la universidad.

Cuando nadie hablaba del problema de las drogas, dijo, previó que venía un “ventarrón” que iba azotar el vecindario.

“Cuando nos dimos cuenta, nos levantamos, pero ya en cada familia o había un narcotraficante, una víctima o alguien que estaba adicto a las drogas”, recordó.

Dijo que, entonces, las familias honestas salían del vecindario porque no querían criar sus hijos aquí.

Consideró que en la República Dominicana se necesita desarrollar una cultura de respeto a la ley. Igualmente, que exista vigilancia en el servicio que ofrecen las autoridades, principalmente policiales.

Citó que en el Alto Manhattan, parte del problema del narcotráfico era una red de policías corruptos involucrados en acciones ilegales.

ASAMBLEISTA

Adriano Espaillat, de 41 años, es nativo de Santiago y llegó a Nueva York a los nueve años de edad.

Estudió leyes constitucionales, con maestría en administración pública. Antes de ser político se desempeñó en el área de justicia criminal, donde trabajó por más de 15 años.

Representa el distrito 72 que abarca desde la calle 162 hasta la 230. Es asambleísta desde 1996, con cinco reelecciones.

MADE IN RD

En las calles, en las entradas de los edificios, en los colmados que llaman bodegas, donde quiera se percibe el sello dominicano, aquí en el Alto Manhattan.

En este caluroso verano es como en República Dominicana. Ropa fresca para sortear el calor, se juega dominó en la esquina, las doñas se agrupan para conversar sobre el tema del día.

Los muchachos andan veloces por las calles llevando sus anchos pantalones jeans, gorras NY y camisetas de colores llamativos, hablando en “espaninglish”: Estuve de Party en Party last night. En las tiendas, mayormente regenteadas por dominicanos en Amsterdam Avenue, Saint Nicholas (Juan Pablo Duarte), Dyckman, Broadway, 145 y 181, se escuchan los sonoros merengues y bachatas. “Yo no quisiera llorar por ti, pero se me salen las lágrimas”, era una de las bachatas más escuchadas, interpretada por Raulín Rodríguez.

En la radio el locutor felicita las presas de la cárcel de Najayo, San Cristóbal, y resalta la fiesta que le ofreció la agrupación de merengue Los Hermanos Rosario. 

En las aceras ofertan las más variadas mercancías: gafas, aretes, correas, accesorios de teléfono celular, sombrillas, gorras, películas en DVD y música en CD; todo igual que en Dominicana, sólo falta que vendan perros recién nacidos.

Mientras que quizás en la más elevada expresión del dominicano, el criollo de unos 45 años que monta bicicleta vuelve su cabeza, y en marcha, le soltó un piropo a su estilo “Que dura ta’ esa chiquita”, refiriéndose a una graciosa compatriota que caminaba con jeans ajustados. En medio de todo eso, cruzaba con sus “rugidos” el tren número uno por el elevado de la calle 204 en las inmediaciones de la concurrida calle Dyckman.

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