El licenciado Fernando Alvarez Bogaert sugirió la creación de una Comisión de alto nivel, de carácter plurisocial y pluripartidista, para estudiar el problema haitiano y plantear soluciones. Dijo que por su importación la comisión debería ser encabezada por el Presidente de la República y que podría denominarse como en Alemania: Centro de Altos Estudios Estratégicos.

Alvarez Bogaert se refirió a la comisión que desde el año 1945 hasta la caída del Muro de Berlín en 1989, operó “exclusivamente para tratar al más alto nivel de la nación el problema de Alemania Oriental con todas sus derivaciones”.

“Esta comisión tendría acceso a los fondos necesarios para poder pagar los estudios que permitan cuantificar y apreciar los flujos de inmigración haitiana, su presencia en los distintos sectores económicos y buscar las soluciones a la mano de obra dominicana excluida”, plantea Alvarez Bogaert en un trabajo que se publica en la página 4D de esta sección económica.

Bogaert plantea que “estos estudios servirían, también, para presentar en el exterior la gran dimensión del apoyo que la República Dominicana le está dando a la economía de Haití (directa e indirectamente) comparado con el aporte de la comunidad internacional”.

Al ser consultado para que amplíe sobre el alcance de su propuesta, Fernández Alvarez Bogaert, explicó que la importancia de los estudios, hecho por organizaciones con credibilidad internacional, estaría en que permitirían al país contar con cifras confiables y contundentes para poder enseñar al mundo la diferencia entre la realidad actual y la percepción que naciones y organismos extranjeros tienen sobre la relación de la República Dominicana y Haití.

Alvarez Bogaert consideró que “hasta ahora la parte más débil de la posición de la República Dominicana es su carencia de cifras sobre su aporte al vecino país, lo que la obliga a estar defendiéndose con pura retórica”.

Dijo que por esta razón la comunidad internacional no ha dado validez a la posición dominicana.

“Estoy convencido de que los resultados de los estudios van a enseñar cifras sobre aportes directo e indirecto de la economía dominicana a Haití ocho o diez veces superiores al aporte que actualmente está dando a Haití la comunidad internacional”, explicó.

Consideró que de esta manera se evitaría que se le siga cargado un peso desproporcionado a una economía dominicana que está en proceso de recuperación, después de haber pasado por una crisis financiera y cambiaria de grandes proporciones. En cuanto a los problemas que se han presentado de enfrentamientos entre dominicanos y haitianos en otros comunidades del interior del país, Alvarez Bogaert advirtió que “en esas comunidades los dominicanos sienten un resentimiento legítimo no por razones de raza o xenofobia, sino porque perciben en que en su perjuicio se está violando la legislación laboral”.

Explicó que este problema se origina porque los haitianos están dispuestos a trabajar con salarios muy por debajo del salario mínimo y por varias horas más que lo que permite la ley laboral dominicana.

Alvarez Bogaert alentó sobre la posibilidad de que los conatos aislados podrían convertir en reacción en cadena.

“Esta percepción ha sido desvirtuada por organizaciones no gubernamentales,  pagadas desde el exterior, las cuales en sus planteamientos nunca hacen referencia al hecho de que los inmigrantes haitianos y sus empleadores están violando flagrantemente la ley laboral del país, en perjuicio de la mano de obra dominicana”, explicó Alvarez Bogaert.