La socióloga Rosario Espinal planteó  la necesidad del fortalecimiento de un movimiento social, la motivación de la clase política dominicana y una legislación  para lograr que las mujeres tengan mayor representación en la dirección de las instituciones del Estado. La marginalidad de las mujeres en las ejecuciones gubernamentales ha sido una constante en las distintas administraciones de la nación, pese a sus aportes en la instalación de los gobiernos. Dijo que hay una cultura machista  difícil de enfrentar.

La socióloga Rosario Espinal planteó  la necesidad del fortalecimiento de un movimiento social, la motivación de la clase política dominicana y una legislación  para lograr que las mujeres tengan mayor representación en la dirección de las instituciones del Estado.

La marginalidad de las mujeres en las ejecuciones gubernamentales ha sido una constante en las distintas administraciones de la nación, pese a sus aportes en la instalación de los gobiernos.

“Hay una cultura machista que es difícil de enfrentar y vencer y ese es un obstáculo en general, pero los presidentes ahí tienen la opción de comenzar a cambiar y por eso es que yo planteo que el presidente Fernández no ha tenido un discurso a favor de la mujer y mucho menos una práctica política a favor de la mujer dominicana”.

Novedad. Dijo que la representación política de las mujeres es un fenómeno  relativamente nuevo que se inició en los años 80 y que por eso enfatiza el caso del presidente Leonel Fernández, pero igual podría decirse de Hipólito Mejía.

Sociedad machista. Precisó que hasta los años 80 los gobiernos de la mayoría de los países eran predominante de hombres y es en ese año que comienza a surgir una revolución de género, comienza a plantearse la necesidad de mayor representatividad económica, política y es en los años 90 cuando en América Latina empiezan a tomarse medidas como las leyes de cuota para la representación parlamentaria.

La socióloga Indicó que en el caso de Balaguer fue un presidente de la vieja ultranza y en un momento nombró gobernadoras, pero lo hacía porque veía en las mujeres conservadurismo y una figura más fácil de mantener, quizás, bajo su dominio.

 Recordó que en los gabinetes de Hipólito Mejía y Leonel Fernández han tenido pocas mujeres.

Espinal dijo que en el caso de Mejía no tenía un discurso modernista y al compararlo con Fernández, que asume un discurso modernista, se pensaba que tomaría medidas para avanzar la causa de la representación de las mujeres y no lo ha hecho en el aspecto ministerial.     

Otra realidad. Para Espinal los políticos dominicanos debían verse en el espejo de otras naciones que han dado a  las mujeres participación amplia en el tren gubernamental como los casos de las administraciones de Michel Bachelet, en Chile;  Evo Morales, en Bolivia;  Rafael Correa, en Ecuador;  José Luis Rodríguez Zapatero, en España; Dilma Rousseff, en Brasil y Cristina Fernández, en Argentina.

El compromiso.    Deploró que en la República Dominicana no haya surgido un presidente ni un partido  que asuma desde la parte política la causa y   representación y la igualdad de las mujeres en los planos económico, político y social.

“En el caso dominicano ha habido mucha resistencia de la clase política a abrir sus partidos y a abrir un gobierno a una mayor participación de las mujeres en las altas posiciones, porque hay muchas mujeres militando en los partidos, hay muchas mujeres en subdirecciones, lo que pasa es que no logran escalar hasta las posiciones más altas”, expresó la catedrática universitaria. 

Las claves

1.  Fenómeno nuevo

La representación política de las mujeres se inició en la década de 1980.

2.  Resistencia

Espinal explica que la República Dominicana es una de las naciones donde ha habido mucha resistencia para abrir los partidos y los gobiernos hacia las mujeres, a tal punto no logran escalar las posiciones más altas.