ISLAMABAD. AP. Un dinamitero suicida, quien fingió ser un automovilista que necesitaba ayuda, mató ayer a 34 personas en el noroeste de Pakistán, mientras que el blanco de otro atentado reciente, el hotel Marriott de Islamabad, reabrió sus puertas, tres meses después de que un camión-bomba dejó 54 muertos.
El inmueble del Marriott quedó con destrozos severos por el atentado de septiembre –atribuido a una milicia paquistaní acusada de matar al periodista estadounidense Daniel Pearl en el 2002–, pero la reconstrucción, una reestructurcación de las medidas de seguridad y la edificación de un muro gigantesco para protegerlo de las bombas, dejaron al hotel listo para recibir de nuevo a los huéspedes, dijo el propietario.
Hemos expresado nuestra decisión de no doblegarnos ante los enemigos de Pakistán, dijo el propietario Saddaruddin Hashwani. El atentado del domingo ocurrió en una mesa de votación cercana al Valle de Swat, donde el ejército de Pakistán viene librando combates con insurgentes desde hace más de un año, dijo el funcionario policial Beharmand Khan.