San Juan. Los supermercados empiezan a reabrir en Puerto Rico tras la devastación del huracán María, pero la situación está lejos de ser normal y muchos clientes se marchan a casa decepcionados.
La mayoría de las tiendas y restaurantes siguen cerrados. Eso se debe a que gran parte de la población sigue sin electricidad y pocos tienen generadores o suficiente combustible para ponerlos en marcha.
Las tiendas que abrieron el lunes tenían largas filas delante y muchos estantes vacíos en el interior donde anteriormente había leche, carne y otros productos perecederos.
Mercedes Caro sacudía la cabeza con frustración al salir del SuperMax en el barrio de Condado de San Juan con una barra de pan blanco, queso y bananas. «No hay agua y prácticamente no hay comida», comentó.
«Ni siquiera espaguetis». María Pérez esperaba ante un supermercado en una zona cercana de San Juan, esperando comprar algo de café, azúcar y quizá algo de carne que preparar en una cocina de gas que tiene suficiente propano para una semana más. «Estamos en crisis», dijo.
El hecho de que algunas tiendas y restaurantes abrieran por primera vez desde que el huracán María, de categoría 4, barriera la isla el 20 de septiembre, es una noticia bienvenida en un lugar donde casi nadie tiene electricidad y más de la mitad de la gente no tiene agua corriente.
La Guardia Costera despejó puertos para volver a aceptar barcos, lo que permitiría que los negocios reciban suministros, según indicaron el gobernador, Ricardo Roselló, y otros funcionarios puertorriqueños.