Suplantación muy peligrosa

Suplantación muy peligrosa

La violencia es una de las preocupaciones más graves y complejas que tenemos. Aquí coexisten la violencia del delito y la de la autoridad que debe perseguirlo. Hay individuos que acumulan varias imputaciones penales, pues al no haber sido castigados por ninguna, pueden reincidir en sus faltas. Y en cualquier momento, una persona con esas señas muere a manos de la autoridad, en un enfrentamiento cuya realidad o falsedad jamás comprueba el Ministerio Público, como debe ser.

Hace poco, en declaraciones para la prensa, el ministro de Interior y Policía, doctor José Ramón Fadul, predicaba contra las ejecuciones sumarias, porque entiende que el sicariato no se resuelve matando al delincuente. Su posición se corresponde con el ordenamiento jurídico que tenemos. Pero ocurre, que la ejecución reemplaza de manera peligrosa y brutal el debido proceso de ley. Y lo peor es que la sociedad parece resignada a que así sea.

Estas complejidades desafían la capacidad de todos para asumir la responsabilidad de recomponer los valores que nos rigen. Hemos ido perdiendo la esencia de las garantías jurídicas en un ámbito muy sensible, y la coexistencia de los tipos de violencia señalados son muestra de un deterioro profundo. La justicia jamás debe ser tan incapaz como para dejarse suplantar por las vías de hecho, como está ocurriendo.

Lamentable abandono

La Universidad Autónoma de Santo Domingo debería explicar cómo ha sido posible que permitiera tal grado de deterioro y abandono en la torre de diez pisos que tiene en la avenida V Centenario para alojar estudiantes. No parece haber justificación para que en ese edificio no funcionen los servicios elementales, los tres ascensores estén dañados y las escaleras tan deterioradas que se les ven las varillas.

El edificio, puesto en servicio en 1998, fue concebido para alojar a por lo menos 200 estudiantes. Sus condiciones actuales parecen el resultado de un abandono muy prolongado, sin mantenimiento regular ni reparaciones pertinentes. No tiene suministro de agua potable, los sanitarios no sirven, hay filtraciones por doquier, falla la electricidad, la biblioteca está desactualizada y cada vez se hace más difícil de habitar por seres humanos. Las huellas del abandono son inocultables.

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