MEMORIA HISTÓRICA
ESTUDIANTES MAOÍSTAS
Se ponderaba entonces el reconocimiento del heroico guerrillero de la Sierra Maestra al proceso de cambios que experimentaba el gigante asiático fruto de su revolución nacional democrática y su admiración por la personalidad del presidente Mao Tse Tung,
Ilander Selig, Mao Tse Tung y Cayetano Rodriguez del Prado.
Fue en el verano de 1968 cuando escuchamos por primera vez la palabra "maoísta", referente a la corriente ideológica marxista surgida en China con la Revolución de 1949, incidente en las formulaciones teóricas del Movimiento Popular Dominicano (MPD), la Línea Roja del 14 de Junio, el Pacoredo y otras organizaciones.
Estaba en boca de estudiantes vinculados a grupos de izquierda, residentes en los barrios de Villa Consuelo y Villa Juana, quienes la utilizaban constantemente en sus enfrentamientos callejeros, no obstante coincidir sus orientadores en propagar la excepcional evolución del socialismo en China, influidos por la extraña fascinación política que exteriorizó en 1960 el médico y revolucionario argentino-cubano Ernesto -Che- Guevara en su visita a la ciudad de Beijing el 19 de noviembre de ese año.
Se ponderaba entonces el reconocimiento del heroico guerrillero de la Sierra Maestra al proceso de cambios que experimentaba el gigante asiático fruto de su revolución nacional democrática y su admiración por la personalidad del presidente Mao Tse Tung, expuesta al concluir su entrevista con él y el primer ministro Chou En-lai.
Guevara era en ese momento el presidente del Banco de Desarrollo Nacional de Cuba y llegó hasta China en compañía de un joven periodista ecuatoriano, de nombre Fernando Maldonado Donoso, quien a los 26 años había sido electo secretario general del Partido Social Revolucionario de Ecuador.
También lo acompañaba el economista chileno, de ascendiente italiano, Albán Lataste, quien se desempeñaba como viceministro de Economía en Cuba, aunque poco más tarde perdería su puesto tras sostener una riña verbal con el primer ministro Fidel Castro y verse precisado a regresar a Chile donde ocuparía la función de presidente del Banco del Estado.
La Revolución china sedujo a muchos jóvenes y adolescentes de los barrios citados, y un ejemplo claro de eso se manifestó durante una fiesta de amigos de infancia efectuada en la residencia del joven Dante Lino Galán Marte (futuro general de la Policía), situada en la avenida 27 de Febrero del Distrito Nacional, donde los chicos congregados hicieron una pausa para abordar el tema sin apagar la música con las melodías sentimentales que elevaron al sitial más alto de la fama a los Beatles (“Something”, “Yesterday”, “A Day in The Life”, “And I LoveHer”, etc.), cantadas por Paul McCartney y John Lennon, siguiendo la excelencia rítmica de sus guitarras y la sonoridad de una batería tocada de modo incomparable por el genial Ringo Starr.
En el receso se recordó que en 1964 viajaron a China los dirigentes del MPD Ilander Selig Delmonte y Cayetano Armando Rodríguez del Prado, atendiendo a una invitación hecha dos años antes por el líder estudiantil chino Li Chi-tao, en el transcurso del congreso de la Unión Internacional de Estudiantes celebrado en la ciudad de San Petersburgo. Rodriguez del Prado era entonces líder del grupo Fragua y vicesecretario general de la FED.
Ambos tuvieron la suerte de ser atendidos -de manera increíble- por el propio Mao Tse Tung y así pasar a la historia como los primeros dominicanos en compartir un momento con el gran timonel, quien los recibió con un apretón de manos en su oficina frente a la Plaza de Tiananmen y les brindó cigarrillos y fósforos.
Maoísmo en los suburbios
El maoísmo se regó como la verdolaga en toda la ciudad, fortaleciendo a la recién constituida Juventud Comunista encabezada en sus inicios por los jóvenes Alexis Licairac Díaz y Belarminio Fernández (Benito), antiguos dirigentes de la juventud del Movimiento Revolucionario 14 de Junio y secretarios generales de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) y la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER).
Ambos forjaron esa fuerza estudiantil que se consideraba maoísta, con la autoridad que adquirieron en la Guerra de Abril de 1965 como combatientes constitucionalistas y por su protagonismo en los hechos ocurridos en la mañana del 9 de febrero de 1966 frente al Palacio Nacional, conduciendo -junto a Amín Abel Hasbún- la protesta de centenares de estudiantes que exigían al gobierno provisional del doctor Héctor García Godoy que reconociera a las autoridades universitarias surgidas del Movimiento Renovador y ordenara el desalojo de las tropas invasoras que aún se encontraban en esos centros escolares.
En esa tarea vale resaltar el trabajo posterior realizado en los barrios de Villa Consuelo y Villa Juana por los jóvenes Francisco Gregorio Hiciano Díaz, Franklin Aponte Grullón y los hermanos José Alberto y Julio Popa Santana, quienes residían en las calles San Francisco de Macorís, Felipe Vicini Perdomo y Doctor Tejada Florentino (cerca de la Voz Dominicana) y estudiaban en el colegio Don Bosco
Ellos orientaban a los jóvenes simpatizantes del Pacoredo, un partido que se constituyó el 24 de octubre de 1966 afirmando, como Lenin, que “no puede haber un solo movimiento revolucionario sólido, sin una estable organización de dirigentes que mantenga la continuidad”, y que “mientras más numerosa sea la masa arrastrada espontáneamente a la lucha, constituyendo su base y participando en ella, más indispensable es esa organización y más sólida debe ser, pues de otro modo sería fácil a los demagogos arrastrar las capas atrasadas de la masa”.
Esa entidad salió a la luz pública postulando que el partido comunista sólo debía estar constituido por revolucionarios profesionales y que su objetivo estratégico sería una sociedad sin clases donde impere el principio de “a cada quien según su necesidad, a cada quien según su capacidad”, para construir una sociedad donde no haya explotados ni explotadores, donde llegaría inevitablemente la humanidad guiada por la clase obrera a través de la dictadura del proletariado.
Esta organización no tuvo dificultad en adherir a su proyecto orgánico juvenil a muchos estudiantes que contribuirían con su esfuerzo a la formación de células en diferentes suburbios, llevando en el bolsillo o debajo del brazo el famoso “libro rojo” del maoísmo y dispuestos a enfrentar con fervor la restricción a la literatura marxista impuesta por el Estado, que castigaba con cárcel la lectura de las ideas políticas y las citas filosóficas del líder chino Mao Tse Tung, así como sus conceptos sobre la guerra y la paz, la lucha de clases, las contradicciones sociales y otros temas inscritos en los textos de consulta recomendados por los profesores de ciencias políticas y de filosofía en las cátedras universitarias.
Esos jóvenes se nutrían del libro “Viva el triunfo de la guerra popular”, difundido en el país en 1969, escrito por el mariscal Lin Piao, en ese momento principal colaborador de Mao y ministro de Defensa de China; y leían y releían sobre todo el pequeño "Libro Rojo", símbolo de la ideología maoísta que fue el factor clave para aumentar la simpatía en los barrios.
De acuerdo con el conocido economista Iván Rodríguez Batista, antiguo militante del MPD, en la preparación ideológica de los jóvenes de la década de 1960 influyó sobremanera el seguimiento constante que daban a la evolución de la Revolución Cultural iniciada en China en 1966; el estudio continuo de las “cuatro tesis filosóficas” y de los trabajos de “Guerra prolongada y problemas estratégicos de la guerra de guerrilla antijaponesa”, de Mao. También fue fundamental la lectura de “El Viejo Tonto que removió las montañas”, “Servir al Pueblo” y “En Memoria de Norman Bethune”, un médico canadiense amigo de Mao. Eran los tres artículos permanentes difundidos en el semanario del Partido Comunista.
Intervino de igual modo en el auge del maoísmo el enfrentamiento entre los partidos comunistas de la Unión Soviética y de China, influenciado, entre otros factores, por el problema del culto a la personalidad de Stalin, la tesis de la coexistencia pacífica formulada por los rusos y el hecho de que la mayoría de los grupos de izquierda (con excepción del Partido Comunista Dominicano) eran antisoviéticos.