Suprimen nombres vías

Suprimen nombres vías

Por Ángela Peña
 Luego de años de recordación y merecida veneración, el progreso urbano se llevó de la zona colonial los nombres de una provincia y dos héroes, olvidados ya porque nunca se ha compensado el tributo arrebatado. Por sus méritos y glorias, a los ilustres patriotas les asignaron dos calles de ese ámbito memorable, que se esfumaron como la evocación de “Macorís”, colocado a la vía cuando en el Distrito Nacional se reconocieron comarcas del interior del país.

 Los aportes de Pedro Valverde Lara en su labor nacionalista y patriótica fueron tan inestimables como el arrojo del gallardo Juan Barón. Ambos fueron reconocidos en los espacios de la vieja ciudad: Juan Barón por la ruta que va desde la Arzobispo Meriño hasta la  Isabel la Católica y Pedro Valverde Lara, entre “Hostos” y  “Duarte”.

 Sus vidas estuvieron relacionadas con ese entorno que los honraba y del cual fue borrada su identidad: Barón fue sepultado en el parque Colón. Valverde Lara fue quien resolvió denominar “Plaza Duarte” esa vieja explanada homenaje al Padre de la Patria, antes llamada “Plaza de Anacaona”, “Plaza de Santo Domingo”, “Plaza del Ex Convento Dominico”. Siendo síndico municipal, emitió esa resolución el 20 de noviembre de 1891.

Valverde y Lara
 Fue soldado de la Independencia y de la Restauración que participó en casi todas las campañas separatistas. La noche del 27 de febrero de 1844 estuvo junto a los patriotas que dieron el grito libertador luego de 22 años de dominación haitiana.

 De él escribió Flérida de Nolasco: “Don Pedro Valverde y Lara fue un ciudadano esclarecido, combatió el dominio de Haití, en Santo Domingo, padeció persecuciones y sobresalió entre los guerreros que libertaron el territorio y fundaron la República” El 6 de enero, agrega, “dirigió y ganó el combate de “El Can”, a nueve kilómetros de Enriquillo, acción sangrienta que limpió desde entonces de invasores la región que pasó a ser después provincia de Barahona”.

 Apoyó la anexión a España por ser amigo de Santana, expresa, pero luego se arrepintió, conspiró y conquistó dominicanos para su causa por lo que fue engrillado y remitido al presidio de Santa Catalina, en España. Al regresar a la república restaurada, combatió junto a José María Cabral en la guerra de los Seis Años contra la amenaza de anexión del país a Estados Unidos.

 Nació en Calabazas, Baní, el cinco de julio de 1818, hijo de Miguel Valverde y Marcela de Lara. “Intranquilo y diestro conspirador contra dominadores extraños”, buen guerrero, era afable de trato y “marcial en su figura. Como rasgo particular, en la juventud tuvo negra cabellera y barba roja”, apunta la distinguida cronista.

 Ocupó las funciones de legislador, gobernador civil y militar de la provincia de Santo Domingo, que representó en la Constituyente que redactó la Primera Carta Fundamental. Fue varias veces diputado al Congreso Nacional, ministro de Guerra y Marina, gobernador de Santiago de los Caballeros y Síndico de Santo Domingo en 1876, según reseña de Joaquín S. Incháustegui.

 Murió en Santo Domingo el 31 de marzo de 1900, “rodeado del respeto de la sociedad que siempre vio en él a uno de sus más decididos defensores”. Incháustegui consigna: “Sólo deja en nosotros un anatema y una reprobación: la de promotor principalísimo de la tumultuosa proclamación contra el Presidente Espaillat el cinco de octubre de 1876”

 En su “Guía viaria de Ciudad Trujillo”, Manuel de Jesús Mejía describe la calle “Valverde y Lara”: “Por el prócer separatista Pedro Valverde y Lara. De Este a oeste, al Norte de la Plazoleta Duarte. Intramuros”. Alemar escribe que “la calle que se extiende de Este a Oeste entre la Hostos y la Duarte, al Norte del parque de este mismo nombre. Se denominó “Pedro Valverde y Lara”, en honor del héroe de de “El Can”. No se sabe con precisión cuando se unieron a los parques Duarte y Colón estas dos calles.

Juan Barón

 De referencias del “esforzado dominicano que contribuyó a la defensa de la capital cuando la invasión de Toussaint Louverture y Dessalines”, están llenos libros de historiadores como José Gabriel García, Bernardo Pichardo, J. Marino Incháustegui, Jacinto Gimbernard, Luis E. Alemar, Antonio Del Monte y Tejada, entre otros.

 Al frente de una columna mixta de nativos y franceses, salió contra Dessalines librando terrible batalla en la que perdió la vida el bravo militar tras tres horas de terrible lucha. “Sufrió una herida mortal de necesidad y cedió el mando al capitán Moscoso. Murió a las ocho de la noche de ese mismo día 28 de marzo de 1805 y el 29 fue inhumado después de serle otorgados honores que mereció, en la hoy Plaza Colón”.

 La Revista Científica Literaria y de Conocimientos Útiles apunta: “Barón fue enterrado con gran pompa, aunque con el mayor silencio, después de combatir en las alturas de San Carlos con las tropas de Dessalines, que a la sazón sitiaba la ciudad…” Estuvo casado con María Francisca Martínez. Era Capitán de Infantería del Ejército de Santo Domingo. Alemar destaca que el heroico patriota muerto gloriosamente en combate, “fue enterrado en medio del actual Parque Colón, precisamente donde se encuentra hoy la estatua del Almirante”.

 En años recientes el Ayuntamiento de Santo Domingo designó con el nombre de “Plaza Juan Barón” el triángulo ubicado frente al Obelisco y el parque Eugenio María de Hostos. Pero hace poco, visitantes, turistas, vendedores, fueron privados del panorama y el deleite del lugar, finalmente enrejado. Otro revés para el aguerrido comandante que según creían los más autorizados cronistas, merecería “siempre las rememoraciones agradecidas de la posteridad dominicana, pues en cuantas ocasiones se necesitó de su innegable y valiosa bizarría, dio el frente a los acontecimientos en interés de conquistar libertad y honores para esta tierra de sus afectos”. De él sólo queda un dibujo no muy agraciado de José Alloza, que lo representa en lucha.

Macorís

 El nombre de “Macorís” quedó solamente en la mente de los abuelos y en los libros. Aunque en el lado que da a la “Arzobispo Portes” se estacionan vehículos, el paso de automóviles está interrumpido por árboles, cadenas y pequeños postes de metal y parte de los muros del Convento. Hacia la “Padre Billini” sólo es posible llegar a pie.

 El precioso paseo, antiguamente conocido como “Calle Universidad” por la existencia allí de la más vieja casa de estudios “del Nuevo Mundo”, fue bautizada “Macorís” el 22 de septiembre de 1941, por la provincia de San Pedro de Macorís, anulada  del mapa capitalino, contrario a Moca, Santiago, San Francisco de Macorís, Samaná, Barahona, Montecristi, Seibo, San Juan de la Maguana, entre otras.

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