El terremoto que sacudió la península sur de Haití el pasado 14 de agosto obligó a interrumpir la docencia en esa extensa área, la más afectada por la catástrofe, donde apenas han quedado aulas operativas y seguras en las que impartir las clases que se reanudan hoy.
Las evaluaciones efectuadas por instituciones haitianas y organismos internacionales revelan que alrededor de tres cuartas partes de las escuelas se vieron dañadas o totalmente destruidas por el sismo, sin que haya dado tiempo a reconstruir o resolver los problemas en estructuras para recibir alumnos.
Es el caso del Colegio St-Jean Toujours de Les Cayes, uno de los cientos de recintos escolares afectados y cuyos alumnos no tienen todavía aulas a las que volver, explicó el sacerdote Jean Francois Printemps, responsable de la escuela, mientras varios operarios se afanaban en acondicionar el lugar.
“El edificio fue inspeccionado. Nos recomendaron demoler una gran parte”, un trabajo que se hizo y al que sigue el desescombro del espacio, donde actualmente se ofrece “apoyo psicosocial a los alumnos para intentar que se levanten y estén preparados para la próxima reapertura”.
“No sabemos cuándo se producirá esta reapertura. Todavía no tenemos los medios para construir aulas provisionales para los alumnos mientras esperamos reconstrucción del colegio” explicó el religioso.
También se realizan labores de desescombro en el liceo Philippe Guerrier de Les Cayes, el más grande de la región sur, que quedó parcialmente destruido.
La Asociación Profesional de Bancos lleva a cabo en este centro un proyecto de construcción aulas provisionales sobre la base del plan técnico del Ministerio de Educación haitiano, indicó el ingeniero senegalés Abdu Fall, al frente de los trabajos, que no han hecho más que comenzar.
Una máquina retroexcavadora trabaja en acondicionamiento del terreno, pero la construcción de las diez aulas temporales no ha comenzado, así que no estarán terminadas hasta finales de noviembre, según cálculos del ingeniero.
“Aquí tuvimos que acordar con la escuela la búsqueda de un espacio temporal para no construir sobre el lugar que ocupaban los edificios demolidos”, que albergaban nueve aulas, espacios técnicos y administrativos, salas polivalentes y un laboratorio.
El Ministerio de Educación y Capacitación Nacional formación profesional evaluó 1,064 escuelas de las 2,800 existentes en los tres departamentos afectados (Grans Anse, Nipes y Sur). Según resultados, 171 escuelas resultaron completamente destruidas, lo que representa el 16 % de los centros escolares.