Hoy 
Seúl (EFE).- Corea del Sur pidió ayer a Corea del Norte que abandone sus aparentes preparativos para probar un misil intercontinental e instó al Gobierno de Pyongyang para que retorne a la mesa de diálogo multilateral sobre su programa de armas nucleares. El ministro de Asuntos Exteriores surcoreano, Ban Ki-moon, dijo en rueda de prensa que el lanzamiento de un misil de largo alcance en estos momentos tendría un efecto muy negativo en el proceso de negociaciones a seis bandas sobre el programa nuclear del Norte.
El Gobierno surcoreano está seriamente preocupado por la posibilidad de que Corea del Norte dispare un misil, afirmó Ban.
Añadió que los Ministerios correspondientes del Gobierno de Seúl mantienen estrechas consultas y están dando los pasos adecuados.
La alarma la hizo saltar ayer el embajador de Corea del Sur en Estados Unidos, Lee Tae-shik, al subrayar las evidencias que apuntan a que Corea del Norte prepara el lanzamiento de prueba de un misil intercontinental, en violación de la moratoria de este tipo de pruebas firmada con Estados Unidos en 1999.
Hay signos evidentes de que se están moviendo en esa dirección, dijo Lee citado por la agencia Yonhap en el curso de un seminario organizado por el Centro Nixon, en Washington.
Lee daba así pábulo a los rumores propagados estos días desde los servicios de inteligencia norteamericanos y surcoreanos sobre la inminente prueba (tan pronto como la próxima semana) de un misil Taepodong-2, capaz en teoría de alcanzar la costa oeste de EEUU.
No obstante, el embajador consideró que todo podría quedar en una simple amenaza como otras vertidas por el régimen norcoreano o en un gesto despechado para atraer la atención de los funcionarios de Defensa norteamericanos, más preocupados por el programa nuclear iraní que por el de Corea del Norte.
El peligro no es baladí, según dijeron expertos a Yonhap, pues Pyongyang podría estar perdiendo la paciencia ante el estancamiento desde hace siete meses de las negociaciones entre las dos Coreas, EEUU, Japón, China y Rusia sobre el programa de armas nucleares norcoreano.
En esa quinta y última ronda de conversaciones, celebrada en noviembre pasado en Pekín, Corea del Norte impuso su boicot al diálogo y reclamó que, para reanudarlo, EEUU debía retirar las sanciones impuestas a varias instituciones financieras relacionadas con el país comunista.
