Surfeando olas y dunas en Perú

Surfeando olas y dunas en Perú

EFE.  Reportajes. En la costa sur de Perú se ofrece adrenalina en dosis doble: corriendo a gran velocidad sobre una tabla en las dunas del oasis de la Huacachina, o surfeando a gusto las olas de Cerro Azul, inmortalizadas en el “Surfin’safari”, de los míticos Beach Boys.

A unos 300 kilómetros al sur de Lima se levantan las imponentes e interminables dunas de casi 200 metros de altura que rodean la laguna de la Huacachina y sus aguas color esmeralda, y según los lugareños, con propiedades curativas.

El escenario, matizado de palmeras, eucaliptos y otras plantas, es perfecto para deslizarse a gran velocidad con una tabla o sandboard estas moles de arena clara.

No se necesita equipo porque las tablas se alquilan en Huacachina por unos dos dólares el medio día (las más baratas); tampoco experiencia, ya que hasta los niños parecen incansables en la práctica de este deporte de aventura.

Lo que sí se requiere es un par de buenas piernas para caminar cuesta arriba hasta la cima de la duna.

Pero si el espíritu deportista se opaca por la falta de físico o el intenso calor del desierto, queda la opción menos ecológica: los coches areneros o “buguis”, que llevan a los turistas en pocos minutos a lo más alto de las dunas o a otras más remotas.

Además de sus dunas, que a muchos recuerdan el desierto del Sahara, Huacachina también ofrece otros atractivos como los paseos en bote en la laguna y una oferta gastronómica para todos los gustos.

Hay alojamientos de todo precio -alguno data de 1920- y la mayoría con piscinas, y varios de ellos ofertan paseos a los viñedos productores de pisco, el aguardiente bandera de Perú. El lugar también tiene una leyenda, que está escrita en una de las paredes del malecón: una princesa incaica llamada Huacca-China (la que hace llorar, en quechua) que estaba enamorada va enterrar su secreto al pie de un árbol de algarrobo.

La princesa se mira parte de su cuerpo en un espejo que estaba cubierto solo por una sábana, pero al verse descubierta por un cazador que la persigue y le desgarra el manto, huye. El manto desgarrado se convierte en dunas, y el espejo roto en laguna.

La legendaria playa de Cerro Azul.  Al sur de Lima, unos 125 kilómetros, se encuentra otro legendario lugar: la playa de Cerro Azul, un pueblo tradicional de pescadores plagado de aves marinas y delfines concurrido por los lugareños y hasta los famosos peruanos.

La fama de Cerro Azul está inmortalizada en la canción Surfin’Safari de los Beach Boys, quienes nunca visitaron Perú pero enumeraron a playa peruana en su lista de paraísos de los amantes de la tabla hawaiana como las estadounidenses Huntington y Malibu.

Las páginas de internet especializadas en surf señalan que las olas de cerro Azul son izquierdas y tubulares y pueden arrastrar al tablista por unos 150 metros hasta la orilla.

Las claves

1. Para deslizarse

Las dunas que rodean la laguna de la Huacachina, a 300 kilómetros de Lima, son perfectas para deslizarse a gran velocidad con una tabla.

2.  Inmortalizada

La fama de Cerro Azul, a 125 kilómetros de la capital peruana, está inmortalizada en la canción Surfin’Safari de los Beach Boys, quienes nunca visitaron Perú pero enumeraron a esta  playa en su lista de paraísos de los amantes de la tabla hawaiana como las estadounidenses Huntington y Malibu.

3.  Pueblo de pescadores

Cerro Azul tiene una oferta gastronómica del mar impresionante.

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