Surge apetito en Europa por la electricidad barata

Surge apetito en Europa por la electricidad barata

Stefan Nicola y Ladka Bauerova. El apetito de Europa por electricidad barata reactiva minas que producen el tipo más sucio de carbón, lo que amenaza con aumentar la contaminación y devastar pueblos que han sobrevivido desde la Edad Media.

En todo el cinturón minero del continente, desde Alemania hasta Polonia y la República Checa, compañías de servicios como Vattenfall AB, CEZ AS y PGE SA extienden las minas a cielo abierto que producen lignito. El tipo húmedo y marrón del combustible fósil contiene menos energía y más carbono que el carbón que se usa con mayor frecuencia.

Los proyectos conspiran contra las normas de la Unión Europea que limitan las emisiones e impulsan la energía más limpia. Alarmadas ante precios de la energía que son de alrededor del doble que en los Estados Unidos, las autoridades permiten la expansión de las minas de carbón cuya reducción se dispuso en las últimas dos décadas, lo que genera una reacción en las comunidades afectadas.

“Es absurdo”, dijo Petra Roesch, alcaldesa de Proschim, una pequeña ciudad de 700 años de antigüedad al sudeste de Berlín que debería evacuarse debido a la expansión de la mina de Vattenfall. “Alemania quiere hacer una transición hacia la energía renovable y se nos priva de nuestra tierra”.

Se calcula que la demanda mundial de lignito aumentará 5.4 por ciento para 2020, según la Agencia Internacional de Energía, que estima que el consumo debe reducirse un 10 % en ese período para alcanzar los objetivos que impulsan los gobernantes de la Unión Europea y el mundo a los efectos de que el calentamiento global no supere los dos grados centígrados para fin de siglo.

Maquinaria minera del tamaño de rascacielos se encuentra ubicada al norte de Proschim lista para hacer desaparecer el pueblo de 330 habitantes cercano a la frontera alemana con Polonia. Vattenfall busca que se la autorice a demoler las edificaciones de la ciudad para expandir su mina de lignito Welzow-Sued.

Edad Media. En Polonia, PGE, la mayor productora de energía del país, moderniza su división de combustión de lignito en la planta que tiene en Turow. En la República Checa, un proyecto de flexibilización de las limitaciones a la minería podría aniquilar Horni Jiretin, un pueblo de 750 años de antigüedad que sobrevivió desde las plagas en la Edad Media hasta a las últimas dos guerras mundiales.

La reactivación del lignito concita atención en las desventajas del combustible fósil y podría incrementar el apoyo a energías renovables como la solar y la eólica, dijo Barry O’Flynn, un director del equipo de finanzas medioambientales y tecnología limpia de Ernst Young LLP.

“En los próximos años habrá crecientes limitaciones y control de las emisiones”, dijo O’Flynn. “El lignito no es una amenaza a las energías renovables. Podría beneficiarlas, dado que habrá que compensar las emisiones de las plantas de combustión de lignito” en el marco de las restricciones de la UE a la contaminación.

El lignito se encuentra en su mayor parte cerca de la superficie de la tierra, lo que hace que las minas a cielo abierto sean la forma más económica de extraerlo.

El uso de lignito se redujo 40 por ciento desde 1990 hasta 2010 conforme los gobiernos de los países del ex bloque soviético cerraban plantas industriales obsoletas.

 

 

 

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