BOLIVIA  (AP) — Los presidentes de Venezuela, Argentina y Bolivia, los tres exportadores de gas natural de Sudamérica, suscribieron ayer en esta ciudad sureña un acuerdo para poner en marcha la Organización de Países Exportadores y Productores de Gas de Sudamérica (Opegasur).

 “Tenemos la necesidad suprema de continuar potenciando la conciencia de que nosotros somos una sola nación”, expresó el mandatario venezolano Hugo Chávez al firmar el documento junto a sus colegas Néstor Kirchner de Argentina y Evo Morales de Bolivia.

 Por su parte, Kirchner convocó al resto de Latinoamérica a sumarse al proyecto.  “Es un paso adelante que lo tenemos que instrumentar… y que marca los rumbos de la integración latinoamericana”, destacó.

 “Dios quiera que Brasil y el resto de los países de América Latina, y por qué no México, también se incorporen a la construcción de este espacio que nace”.  Chávez, quien llegó a Bolivia en la última escala de una gira que lo llevó a Argentina, Uruguay y Ecuador, también firmó con Morales la constitución de la empresa binacional Petroandina, que tendrá como primer objetivo invertir 600 millones de dólares en la exploración de hidrocarburos en varias regiones bolivianas. 

Posteriormente, suscribió otro contrato con Morales para la constitución de una segunda empresa binacional, llamada ENDE-Alba. 

ENDE es la antigua empresa estatal boliviana Empresa Nacional de Electricidad, privatizada parcialmente en la década pasada, y Alba se refiere a la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América, que impulsa el propio Chávez, en rechazo a los tratados comerciales ofrecidos por Estados Unidos.  La firma tuvo lugar en Entre Ríos, en el centro de Bolivia, y permitirá la construcción en esa población, que forma parte de la zona cocalera del Chapare, de una planta termoeléctrica en la que Venezuela invertirá US70 millones.

  Ante  indígenas cultivadores de hoja de coca, Chávez volvió a criticar unas declaraciones del Papa Benedicto XVI que en su criterio parecían indicar que la colonia española se habría impuesto en el continente en medio del casi “júbilo” de los pueblos aborígenes.