La activista María Jesús Pola (Susi Pola), integrante del Foro Feminista Magaly Pineda, lamentó ayer el asesinato la noche del Sábado Santo de la youtuber Chantal Jiménez, de 25 años, a manos de su expareja Jensy Graciano, de 35, y consideró que para reducir los feminicidios en la República Dominicana se necesita desmontar y cambiar las prácticas, actitudes y los conocimientos sobre el problema.
“No hay fórmula mágica debido a que la violencia contra mujeres y niñas es un fenómeno sociocultural muy complejo, presentado como una propuesta de la mitad de la humanidad hacia la otra mitad, por consideraciones de sometimiento y dominio en detrimento de las mujeres”.
Sostuvo que este flagelo es un comportamiento presente en todo el comportamiento social, desde el Estado hasta las individualidades, pasando por la sociedad entera, las comunidades y los entornos cercanos de las personas.
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Manifestó que los feminicidios son de orden multifactorial y, a su juicio, tienen que ver con la resistencia a cambiar patrones, hacia mejores prácticas de respeto y derechos humanos. “Los grupos que ejercen el poder en nuestra cultura patriarcal lo han hecho favoreciéndose de mitos, estereotipos, creencias, manipulación y tergiversación, incluso, religiosos. Es un poder que se ha prevalecido de un patrón exclusivo, normalizante y establecido como la gran verdad, la única, la que, en definitiva, les ha sostenido como sujetos de derecho: masculinos, jóvenes, en edad de producir, étnicamente blancos o blanqueados”, expresó.
Ordenes solo advierten
Al opinar acerca de la supuesta sugerencia del padre de la joven de dejar sin efecto la orden de alejamiento contra el agresor por un hecho previo contra su hija, Pola consideró que en este caso cumplen un rol de advertencia.
Señaló que estas órdenes de alejamiento emitidas por un juez de la instrucción de manera administrativa, cuando se lo solicita el Ministerio Público, puede agravar la situación de quien se imputa en caso de reincidencia y justifica que en ese mismo caso pueda ser arrestado en flagrancia, es decir, poner al imputado en estado de flagrancia.
En ese sentido, Pola cree que es el sistema entero tiene que crear los mecanismos necesarios para saber cuándo y cómo se emite, vía seguimiento, para proteger a la víctima.
“Me siento incapaz de recomendar a las familias en estos casos en los que el entorno de víctimas y victimarios pasan por momentos de gran intensidad emocional, una vez los hechos acontecidos. No hay fórmulas posibles, fuera de las que aplican especialistas y terapeutas, claro, para con estas personas cercanas que les sobrevive. Toda mi solidaridad con ellas y ellos”, apuntó.
Prevención no es suficiente
“Estamos haciendo lo mismo: mantener un sistema de atención burocrático y deficiente que revictimiza y vulnera a las víctimas. Es un sistema que no tiene presupuestos mínimos para ser eficiente y eso es responsabilidad del Estado, administrado desde las prácticas políticas de enriquecimiento de los partidos y sus sujetos”, dijo.
Afirmó que cada mujer que muere por feminicidio, con una ruta crítica registrada en el sistema de justicia, es una víctima de ese manejo corrupto de la política, que solo favorece a un grupo exclusivo y que no considera las miserias que sufre el pueblo y, en este caso, la mitad de él.
Para la redistribución equitativa y necesaria que toque los temas de ciudadanía y su bienestar, según la activista, aquí, en todos estos años, no hay absolutamente ningún cambio. “Seguimos sin sistema de prevención para controlar la violencia contra las mujeres y las niñas dominicanas. Sólo estamos actuando y mal”, lamentó.