ROMA (AP) .- Apenas unos meses después que escándalo de arreglo de partidos estremeció los cimientos del fútbol italiano, el deporte más popular del país se encontraba otra vez en jaque tras la muerte de un policía en enfrentamientos con hinchas violentos.

La muerte del agente de 38 durante el partido el viernes entre los clubes sicilianos Catania y Palermo provocó la suspensión de toda la actividad futbolística en la península italiana este fin de semana, un hecho que no ocurría en más de una década.

Las autoridades están en ascuas sobre cómo enfrentar la espiral de violencia en los estadios, y algunas voces claman por medidas dacronianas y emular el ejemplo de Inglaterra, un país que ha logrado en buena medida controlar a los hooligans.

Se trata de una cruda realidad para un país que hace unos cuantos meses atrás se sumió en la euforia tras conquistar su cuarta Copa del Mundo en Alemania. «Estamos ante un cáncer, no un resfriado pasajero’’, escribió el connotado comentarista de fútbol Gianni Mura en la edición del sábado del diario La Repubblica.

En un país donde el balompié es considerado como una religión por muchos, el diario del Vaticano también se pronunció al deplorar la muerte del agente Filippo Raciti con el calificativo de «insensatez inaceptable’’.

«Reconozcamos lo siguiente: el fútbol en Italia murió anoche junto al policía’’, señaló L’Osservatore Romano. La autoridades del fútbol local contemplan mantener suspendido por tiempo indefinido la actividad en respuesta a la violencia que dejó más de 70 heridos.

Los incidentes llevaron a que la federación suspendiera todos los encuentros de liga previstos para este fin de semana, además de cancelar un duelo amistoso entre Italia, el campeón mundial, y Rumania, previsto para el miércoles.

El presidente de la federación, Luca Pancalli, dijo que los directivos de ese organismo se reunirán el miércoles, a fin de «identificar las medidas drásticas’’ que permitan realizar los partidos.

«De lo contrario, no los reanudaremos’’, advirtió.  Los aficionados se enfrentaron con la policía frente al estadio Angelo Massimino de Catania, durante el segundo tiempo.

La policía lanzó gases lacrimógenos, que se propagaron al estadio y obligaron a que el partido se suspendiera temporalmente a los 58 minutos, cuando Palermo ganaba por 1-0.

Raciti, el agente muerto, tenía 38 años, estaba casado y era padre de dos hijos. Murió luego que un artefacto explosivo fue lanzado dentro de su patrulla.

La violencia continuó después del cotejo, en el que Palermo finalmente se impuso por 2-1, atrapando a cientos de aficionados dentro del estadio mientras las fuerzas del orden trataban de controlar los disturbios y evitar que la gente saliese afuera.

Fue la segunda muerte acaecida en el marco del fútbol en menos de una semana. El entrenador de un club de cuarta división murió el sábado pasado a causa de las lesiones que sufrió al tratar de detener una gresca durante un partido.

La última muerte en la Serie A se remonta a 1995, cuando el hincha del Genoa Vincenzo Spagnolo, de 25 años, fue apuñalado antes de un duelo entre su club y el Milan.

El presidente de la UEFA Michel Platini se expresó consternado por el último episodio de violencia en Europa y prometió colaborar con Italia para ponerle freno.

Marcello Lippi, el técnico de la selección que se coronó campeona en el pasado mundial, afirmó que los clubes deben asumir su responsabilidad.

«Los clubes deben decirle a sus hinchas que el dinero que se usa para comprar jugadores será ahora destinado para garantizar la seguridad’’, indicó Lippi.

El Comité Olímpico Italiano, la mayor autoridad deportiva en el país, se reunirá el domingo para analizar la violencia en el fútbol. Además, el ministro del Interior, Giuliano Amato, emitió un comunicado, en el que señaló que discutirá el asunto el martes, en la cámara baja del Parlamento.

Amato y la ministra de Deportes, Giovanna Melandri, se reunirán el lunes «para analizar medidas duraderas, medidas estrictas, que pueden cambiar radilcalmente la situación’’, señaló el primer ministro italiano Romano Prodi.

De los 71 heridos, 61 fueron policías, según informes de prensa. El sábado se informó que nadie se encontraba en estado grave y que todos los heridos habían sido dados de alta del hospital.

Un agente policial, que se recuperaba en el hospital Garibaldi, dijo a la televisora Sky TG24, que piensa que la violencia fue deliberada.

«Yo escoltaba a un grupo de seguidores del Palermo al Massimino cuando de repente fueron agredidos por los hinchas del Catania … Pareció una emboscada guerrillera’’, dijo Salvatore Renda.

Las agencias italianas de prensa informaron que 15 hinchas fueron detenidos, ocho adultos y siete menores de edad, pero que ninguno figuraba como sospechosos de la muerte de Riciti.