Por Juan Carlos Ditrén Flores y María Elena Ditrén Flores

Más de dos siglos lleva la lucha por los derechos de las mujeres y su búsqueda de equidad de género. Muchos son los logros que llevan consigo. Sin embargo, globalmente aún continúa la reivindicación de sus derechos fundamentales y de la eliminación de la desigualdad en el plano social, político y cultural.

Lastimosamente la violencia intrafamiliar, la desigualdad en los empleos y, en general, las limitantes para su participación activa y equitativa en las diferentes esferas de la sociedad, así como el escaso reconocimiento de sus aportes, continúan siendo “el pan nuestro de cada día”.

En muchos países todavía sigue vigente el matrimonio obligatorio, el acceso limitado a la educación y la no inclusión social de las mujeres, a pesar de que suman la mitad de los habitantes del planeta.

En el plano internacional son evidentes estas restricciones, que impiden su participación plena en los distintos espacios de integración, incluyendo el artístico; lo que hace que aún hoy sean escasos los estudios especializados que abordan el tema de la presencia y contribución de la mujer al desarrollo del arte a través de la historia.

Latinoamérica y el Caribe no son la excepción. De hecho, muchas son las voces que se han elevado, empleando diversos discursos, que tratan el tema de la igualdad de género como movimiento social, político y filosófico. En ese contexto, a partir de los años ochenta, surge en América Latina una preocupación generalizada por los problemas humanos, que se traduce en un sentido ético del arte que impregna e impulsa la creación artística.

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En el caso de República Dominicana, esa lucha reivindicativa ha incitado a mujeres de diferentes sectores creativos a alzar sus voces a favor de esta causa. Un grito conceptual que se levanta, como un pequeño susurro desde esta isla del Caribe. Un compromiso que las motiva a enarbolar propuestas que promueven la equidad, la inclusión y la igualdad, a partir de la cuestionante elemental del papel del arte ante estas circunstancias, y a asumir una postura comprometida frente a esta realidad global y local que se nos plantea como una urgencia, que cobra forma en una necesidad social de respuesta.

Ante estas circunstancias podemos entender la obra de muchas artistas dominicanas que abordan temas relativos al universo femenino, tales como las relaciones de pareja, la identidad y la violencia de género, los procesos migratorios -relacionados con la pobreza y la prostitución-, así como otros aspectos alusivos a la condición humana en general, temas todos tratados de manera especial en este proyecto, que reúne la obra de Belkis Ramírez, Citlally Miranda, Inés Tolentino, Raquel Paiewonsky y Scherezade García; presentando la visión de cinco artistas contemporáneas dominicanas que abordan a través de sus obras -desde diferentes perspectivas y realidades- el tema de la mujer, estableciendo un diálogo diacrónico que incluye instalación, fotografía, video, pintura, xilografía y dibujo.

Creaciones convertidas en ocasiones en denuncias, con la intención de crear conciencia y de aportar en la búsqueda de soluciones ante la vulneración de los derechos de las mujeres y niñas de todo el planeta. Un problema acuciante que ha provocado que, en sentido macro, la sociedad contemporánea se enfrente a un importante flagelo social traducido en forma en violencia en sus diferentes variantes y que hace que hoy la República Dominicana afronte cifras pasmosas de violencia intrafamiliar.

Un drama que afecta a 1 de cada 3 mujeres dominicanas, según afirma un estudio de la Organización Mundial de la Salud, registrándose 152 feminicidios en el año 2021, solo 18 menos que en 2020, sumando 3,049 mujeres en los últimos 17 años, según la Procuraduría General de la República.

Mientras, en el país, el matrimonio infantil no estuvo penalizado hasta 2021 y la emigración femenina, superior a la masculina, sigue siendo un problema relacionado con las desigualdades y con la prostitución, problemas que hablan de una deuda social no saldada, abordados magistralmente por estas cinco mujeres que, en un diálogo multigeneracional, se convierten en grandes voces que desde el Caribe susurran realidades e historias del microcosmos propio y ajeno, presentadas con la intención de sumar en el discurso global y que, de algún modo, se constituyen en ofrenda y homenaje a la mujer violentada…

Conceptos, trayectorias y producciones analizadas por cinco prestigiosas intelectuales dominicanas cuyos textos dialogan crítica, en un cruce de miradas, con cada una de las obras que conforman el corpus curatorial, acercándolas conceptualmente al espectador.

Vaya para ellas nuestro sincero agradecimiento, así como para las instituciones y empresas que han auspiciado esta exposición, permitiendo su proyección internacional. Al Banco BHD, a Excel Group, a Editora Corripio y al Ministerio de la Mujer, por su valiosa contribución a este esfuerzo colectivo de proyectar el arte dominicano fuera de sus fronteras y estrechar los vínculos fraternos y de amistad con un país con el cual desde hace décadas posee relaciones comerciales. Sin embargo, escaso intercambio cultural que promueva acciones que establezcan entre ambas naciones un diálogo desde el arte y la cultura.

En este sentido nos parece oportuno y pertinente que Noruega, a través de la región de Stavanger, tenga la oportunidad de conocer la calidad y efervescencia artística de la República Dominicana, lo que la distingue y posiciona como uno de los más importantes espacios artísticos del Caribe. Por ello, la exhibición de esta muestra en Noruega, y la posterior exposición de una muestra de arte contemporáneo noruego en República Dominicana se hace posible gracias a la municipalidad y estamentos de Stavanger, a través del Rogaland Kunstsenter, sin cuya generosa participación no sería posible este importante intercambio cultural. En ese sentido, agradecemos a su directora, Jane Sverdrupsen, por su aprobación y entusiasta colaboración.

Así pues, “Susurro: poéticas de la feminidad” aúna el trabajo y esfuerzo de artistas, instituciones y personas que, individual y colectivamente, creen en la capacidad comunicativa del arte, como forma de desvelar el mundo, así como en sus posibilidades de provocación y de inducir a la acción, a pesar del pesimismo evidente que despierta el actual panorama en lo relativo a las diversas problemáticas que atañen a la mujer hoy en día, las cuales se convierten en este conjunto expositivo en leit-motiv de relatos y meta-relatos que susurran, frente a esta realidad global y local, para unirse a otras tantas voces que en juego de seducción intelectual, se presentan como un guiño que invita a mujeres y hombres de todo el planeta de algún modo, por qué no, a reescribir esta historia.