Sutilezas de la economía macro

Sutilezas de la economía macro

El Gobierno exhibe como un acierto de política económica el hecho de haber reducido el déficit fiscal del 0.7% del PIB que se tenía estimado al 0.1%, durante el primer trimestre del presente año. Eso significa que demandó menos bienes y servicios, en correspondencia con el plan de austeridad en marcha. La disminución de la demanda está corroborada por la queja de sectores productivos y comerciales que en el tramo enero marzo vieron contraídas sus ventas, y ni hablar del efecto perjudicial que esto debe haber tenido sobre el empleo fijo y ocasional. De ahí que, aunque la reducción del gasto muestra un efecto aparentemente positivo, no parece que haya sido tan saludable como ha argumentado el  Gobierno.

A partir de hoy, el Gobierno central pondrá algo más de RD$9,000 millones en manos de diversas instituciones, que deberán invertir ese dinero en obras de interés social en todo el país. El objetivo es provocar la dinamización económica prometida por el presidente Danilo Medina a los sectores productivos que se quejaron  por la disminución  de sus ventas, como ha ocurrido en los casos del cemento y la cerveza.  La conclusión que sacamos es que si usted desacelera la economía macro con tal de provocar ahorro, se verá obligado a invertir el ahorro para reponerle el impulso a la relación oferta-demanda. Y surge así un nuevo argumento para aconsejar una revisión de la  política fiscal y la austeridad

Contaminación de los ríos

Quienes han contemplado la turbiedad de las aguas del río Ozama, o el Yaque del Norte, o cualquier otro de los más importantes que tenemos, terminará dándole la razón al ingeniero Gilberto Reynoso, asesor hídrico del Poder Ejecutivo. Él asegura que esos dos ríos, así como el Higuamo, el Haina, Isabela, Camú, Yuna y Mao están saturados de contaminantes provenientes de afluentes no tratados, vertidos industriales, agricultura intensiva con riego y asentamientos humanos en las riberas.

Lo más preocupante de todo es que el Estado no tiene, o no aplica con rigor, alguna política dirigida a impedir el lanzamiento de contaminantes  a los cauces de nuestros ríos. Entre el vertido de desechos sólidos y líquidos a los ríos y la extracción de materiales de sus lechos están consumando un gran crimen ecológico. Es necesario que el Estado sea más enérgico en la protección de nuestros recursos hídricos.

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