Realmente los dominicanos somos comparones. Basta dirigir la mirada hacia algunas plazas comerciales de lujo para darnos cuenta que son cómplices de esta conducta tan arraigada entre nosotros, mezcla de orgullo, vanidad y su toque de coquetería.
Y al imitar a pueblos desarrollados, nos permitimos disfrutar de las maravillas que las nuevas tecnologías exponen para el consumo.
No es extraño, entonces, encontrar por esas calles de Dios a un joven montado en un Jaguar o una mujer comunicándose con a través del último modelo de celular.
Esas son pequeñeces, dirán algunos, pues producto muchas veces del bombardeo publicitario hacemos lo inimaginable para entrar en la moda.
Las mujeres somos las más vulnerables a caer en la vorágine del derroche bajo el lema de primero muerta que sencilla, más aún si el artículo está de moda.
Y ahí están infinidad de productos y artículos elaborados por gente con poder creativo para complacernos.
Un ejemplo, el calzado
¿Cuántos estilos y colores hay desde que el francés Roger Vivier inventó el taco estilete, y otros como el inglés Edward Rayne apostaron, con éxito, por un zapato más estrecho, puntiagudo y con plataforma?
El mercado local e internacional tiene decenas de diseños, cada día más renovados, con tacos tan exuberantes como los estilos serpiente, espiral, en forma de cono, de pirámides y hasta como un elevado de los que tanto se han valido los ingenieros para acomodar al peatón.
Aquí, sí, aquí en la República Dominicana podemos encontrar algunos de estos estilos en tiendas chic de Santo Domingo y ciudades del interior.
Estos ejemplares pueden encontrarse en Il Prato, Puntapié y en Ego, tiendas localizadas en la calle Federico Geraldino, la primera, y en Plaza Central las dos últimas.
Zoom
Centímetros a centímetros
Los tacones altos no aparecieron de la noche a la mañana. Crecieron, centímetros a centímetros, a lo largo de décadas, y las tendencias extremas se iniciaron en la Francia del siglo XVI y aunque el término tacones altos se convertiría más tarde en rúbrica para el calzado femenino, tales zapatos los llevaron los hombres. En el siglo siglo XVI hubo poca evolución en el calzado de las mujeres, puesto que quedaban ocultos bajo las faldas largas.
Tacones mejoran la sexualidad
Un estudio afirma que el uso de tacones altos beneficia a los músculos del suelo pélvico, mejorando el desempeño sexual.
La uróloga italiana María Cerruto, amante confesa de este tipo de calzado, está dispuesta a probar que los tacones no son tan malos para las mujeres como algunos lo sugieren. Los tacones altos han sido relacionados a un amplio rango de problemas, desde la aparición callos hasta el desarrollo de esquizofrenia.