Tahití, paraíso tropical digno de Disney

Tahití, paraíso tropical digno de Disney

Los latidos del océano Pacífico tienen su epicentro en Tahití, la más grande de las islas polinesias, que alberga parte de los secretos y leyendas que inspiraron a Disney para crear el filme de dibujos animados “Moana”, y un montón de encantos y atracciones.

Tahití, cuya capital es Papeete, pertenece a las Islas de Barlovento, que forman parte del Archipiélago de la Sociedad. El aeropuerto internacional de la zona se encuentra aquí, dispuesto a recibir a todos los viajeros que quieran vivir una aventura paradisiaca entre aguas cristalinas y verdor tropical.
Hasta allí llegan aviones de distintas partes, recorriendo distancias de nueve horas desde Sidney (Australia), catorce horas y media desde la Ciudad de México, y casi veinte desde Buenos Aires (Argentina).
Cerca de este lejano destino, sus islas hermanas, como Bora Bora o Moorea, suman todavía más belleza a una visita idílica e inolvidable.
Tahití, la isla reina. La agencia de turismo de Tahití (http://www.tahiti-tourisme.es) bautiza a la isla más famosa de la Polinesia Francesa como “la isla reina”. No en vano, ha sido el destino que el mismísimo Obama ha elegido para retirarse a escribir sus memorias, según los medios estadounidenses.
De hecho, tal y como publicaba recientemente EFE, tanto el expresidente como su esposa Michelle Obama estuvieron en un yate de lujo en compañía de la presentadora de televisión Oprah Winfrey, el músico Bruce Springsteen y el actor Tom Hanks.
Pero, ¿qué hace a Tahití un destino tan explorado por celebridades de todo tipo? Sin lugar a dudas, su atmósfera tropical y lejana, que traslada a sus visitantes a un paraíso en mitad del Pacífico, y su variada oferta de actividades.
Por cierto, la belleza de este lugar y el misticismo de sus leyendas han inspirado uno de los últimos éxitos de Disney, “Moana”. Incluso uno de los personajes del filme animado está basado en una deidad tahitiana: “Maui es un personaje real de la mitología de las islas”, dijo a EFE Jon Musker, uno de los creativos de la factoría.
La web oficial de turismo explica que se trata de un verdadero reino vegetal, plagado de impresionantes cascadas, espacios volcánicos y lugares sagrados, mientras que en TripAdvisor (www.tripadvisor.es), web especializada en viajes de Estados Unidos, definen la isla como “el rincón más romántico del mundo” y resaltan que es un destino especial por la hospitalidad de su gente, sus danzas y sus flores.
Tahiti-Tourisme recomienda, entre otras atracciones, vivir la experiencia de pasar una noche en un bungalow sobre el mar, asistir a un espectáculo de danzas polinesias típicas del lugar o practicar buceo.
La isla cuenta con yacimientos arqueológicos para los amantes del turismo cultural, así como con lugares dedicados al arte, como el museo Paul Gauguin, el pintor parisino que dio a conocer al mundo la Polinesia Francesa, y diversos monumentos.
Algunas sugerencias, con altas valoraciones en TripAdvisor, son la Punta de Venus, situada en una playa negra que cuenta con otras construcciones religiosas y estatuas; la catedral de Notre Dame de Papeete; o la tumba de Pomare V, que ofrece unas impresionantes vistas al mar.
Sin embargo, si algo resulta todavía más impresionante que su cultura, es la belleza de sus paisajes. La fantástica excursión de Te Pari o la legendaria ola de Teahupoo, son algunas de las excursiones que proponen en la web oficial de turismo y que, según describen, dejan al visitante sin aliento ante tantas maravillas naturales.
Y es que los escenarios vegetales, ricos en flora y fauna, comparten, además, la presencia de playas de ensueño y montañas a las que la luz dota de bella fosforescencia, como los picos de los montes Orohena y Ahora.
Uno de estos atractivos naturales es el itsmo de Tahití, una franja de agua que une dos orillas de tierra, y que, según describe la agencia turística, es “un mundo aparte”, al que hay que dedicar un tiempo de descubrimiento.
La hospitalidad que prometen, unida a un ambiente festivo y colorido también constituyen de por sí una atracción para cualquiera, pues todo visitante puede sentirse a gusto en el ritmo de vida insular.

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