Las relaciones diplomáticas que representan mayores beneficios a RD son en primer término con Venezuela, que nos suministra a precios convencionales hidrocarburos, Estados Unidos, a quien más exportamos, donde residen un millón de paisanos, un 30% indocumentados y los Estados de Israel y la República de China en Taiwán.

Estos dos últimos Estados forman técnicos dominicanos en agricultura y acuacultura, y Taipei otorga importantes concesiones a departamentos claves como INFOTEP, Agricultura y otros segmentos de la administración pública, idéntico a Estados Unidos con USAID.

Con el calamitoso vecino haitiano, aunque le vendemos de manera irregular más de mil millones de dólares al año, la mayoría sin control aduanero, algo que solo acontece en el universo de lo insólito que nos caracteriza como país, nunca como nación, la contrapartida de aceptar más de un millón de sus nacionales ilegales, invalida desde la concepción de vulneración de la soberanía, cualquier sesgo económico.

El cuestionamiento que intitula este trabajo lo motiva el acercamiento cada vez más proactivo entre RD y la República Popular de China (RPCh), sosteniendo los dos países representaciones comerciales, y Pekín presiona para formalizar las diplomáticas y la pregunta es a cambio de cuáles beneficios si el modus vivendi actual es suficiente.

Se perciben presiones de Pekín y sugerencias de incremento comercial, cuando a Pekín le compramos de todo y a Pekín le enviamos pizcas, mientras a Taipei le compramos más de lo que le vendemos, pero la cuota de respaldo tecnológico y económico es superlativo y evidente.

El talentoso joven politólogo y gran afecto personal Luis González, en su columna habitual cada lunes en Listín Diario, el día nueve, reitera formalizar relaciones diplomáticas con Pekín, omitiendo los beneficios amplios que representan los nexos formales con Taipei. Que conste en acta.