Tala amazónica causa prosperidad efímera

Tala amazónica causa prosperidad efímera

Por Roberto Villar Belmonte *
IPS/IFEJBELEM, Brasil, sep (IPS/IFEJ)  Devastación, violentos conflictos por la tierra y un crecimiento económico rápido, pero efímero, son los rastros que dejó la deforestación de la Amazonia brasileña en los últimos 30 años, afirman estudiosos.

En ese plazo se consumieron 700 mil kilómetros cuadrados de selva, 17 por ciento de su superficie original. La tala provoca un boom inicial de prosperidad, pues la extracción de madera, casi siempre ilegal, es muy lucrativa. Luego llegan los agricultores y ganaderos.

Pero la riqueza dura, como máximo, 20 años. Por las lluvias abundantes, la actividad agrícola se complica. Cuando la madera escasea, hay una tendencia a que la economía de los municipios colapse. Sólo algunos, sobre todo los que dependen de la minería, escapan de este patrón.

Esta dinámica fue expuesta por los investigadores Adalberto Veríssimo y Danielle Celentano, del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon) en un trabajo publicado en agosto, “El avance de la frontera en la Amazonia, del boom al colapso», que analiza indicadores económicos, sociales y ambientales de la región.

Celentano describe la deforestación como una ola que siembra empleos e ingresos por la explotación maderera. Pero también violencia y degradación de los recursos naturales.

Tras su paso, «los conflictos disminuyen, así como los beneficios de la actividad maderera, que es sobre todo predatoria, puesto que la agropecuaria no puede absorber la misma cantidad de mano de obra ni generar los mismos ingresos», sostuvo Celentano en una entrevista.

Los expertos dividieron los 770 municipios amazónicos en cuatro zonas: la no forestal, que comprende 24 por ciento de la superficie en sitios de transición entre las sabanas del Cerrado y la selva, la que se encuentra en explotación (14 por ciento, con 26 municipios), la ya desforestada (10 por ciento, con 218 municipios) y la forestal (52 por ciento de la región, con una tala de cinco por ciento).

La investigación comprobó que la destrucción de selva ha producido más daño que riqueza en la economía local, una cuenta que también debe pagar todo el planeta. La Amazonia aporta algo más de ocho por ciento del producto interno bruto (PIB) nacional, pero su deforestación es responsable de casi 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de este país.

Los productores rurales amazónicos argumentan que si los europeos y estadounidenses talaron sus bosques para  crecer, «nosotros también podemos hacerlo». A corto plazo el argumento es válido. Pero el PIB por persona (dos mil 320 dólares) creció apenas uno por ciento en los últimos 15 años y sigue siendo 40 por ciento menor a la media nacional.

En São Francisco do Pará, municipio que vivió momentos de prosperidad, 96 por ciento de la selva ha desaparecido. De sus 14 mil habitantes, 62 por ciento son pobres y 31 por ciento indigentes.

Esto se repite en muchos municipios del norteño estado de Pará. En Primavera, por ejemplo, el PIB cayó 20 por ciento en los últimos 20 años. La deforestación es de 95 por ciento y casi la mitad de la población vive con menos de un dólar diario.

Sin embargo, no es posible asegurar que ese será el destino de las zonas que ahora están siendo taladas, aclaran los expertos.

Mientras, 60 por ciento de los 386 asesinatos rurales denunciados en Brasil entre 1997 y 2006 se cometieron en la Amazonia, casi la mitad de ellos en áreas de intensa tala. En ese lapso, los conflictos por la tierra pasaron de 156 a 328 en la región. De los mil 12 casos de trabajo esclavo documentados entre 2003 y 2006, 85 por ciento fueron en zonas amazónicas.

El estudio de Imazon muestra un patrón diferente en la zona no forestal, más seca y por tanto más propicia a la agricultura. El mejor ejemplo es Sinop, una de las principales ciudades del occidental estado de Mato Grosso, de intensa actividad maderera, con materia prima procedente de otras regiones.

Sinop también tiene una gran producción agrícola, sobre todo de soja. A pesar de que perdió 65 por ciento de sus selvas, la zona no colapsó y la ciudad tiene una excelente infraestructura.

Con todo, la pérdida de bosques viene cayendo. Fue 25 por ciento menor entre agosto de 2005 y julio de 2006. Y para este año, las autoridades esperan una reducción de 30 por ciento, lo que colocaría el área deforestada de los últimos 12 meses en 10 mil kilómetros cuadrados, la menor desde que se inició el control satelital de la selva.

Tal mejoría es atribuida a los mayores controles gubernamentales y a una caída en los precios de las cosechas.

Pero hay atisbos de recuperación en las siembras y eso pondrá a prueba la voluntad de detener la deforestación, pues cuando los agricultores están capitalizados tienden a ampliar sus áreas de cultivo.

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Canadá pierde agua por TLCAN
Los recursos hídricos se negocian en los procesos de integración de América del Norte. Expertos advierten que Canadá saldrá perjudicado

Por Stephen Leahy *
TORONTO, sep (Tierramérica)
  Bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Canadá perdió el dominio de sus recursos energéticos. Ahora, con el «TLCAN-Plus», también podría quedarse sin el control de su agua, denuncian expertos.

El agua de Canadá está en la mesa de negociaciones comerciales pese a la oposición pública, dijo Adele Hurley, directora del Programa sobre Asuntos del Agua en el Centro Munk para los Estudios Internacionales de la Universidad de Toronto.

Un informe presentado el 11 de este mes por ese programa revela que las transferencias de agua desde Canadá a Estados Unidos surgen como un tema polémico bajo los auspicios de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad (SPP, por sus siglas en inglés), también llamada TLCAN-Plus, establecida en 2005 por Estados Unidos, Canadá y México.

“La integración promovida por la poco conocida SSP está cambiando lentamente las vidas de los canadienses”, aseguró Andrew Nikiforuk, autor del informe «Sobre la mesa: Energía hídrica e integración norteamericana».

En la SPP participan líderes empresariales y funcionarios gubernamentales responsables de los cambios en la seguridad fronteriza. Entre ellos definen normas sobre uso de pesticidas, regulaciones sobre ductos y reparto de agua, escribe Nikiforuk.

«La SPP está dirigida por líderes corporativos, allí los gobiernos son irrelevantes», sostuvo por su parte Ralph Pentland, presidente en funciones del Consejo Canadiense de Asuntos Hídricos.

Pentland avizora un futuro en el que, en respuesta a las sequías en Estados Unidos, la SPP terminará repartiendo millones de dólares de fondos públicos para que empresas privadas construyan ductos que transporten agua desde Canadá.

«La SPP es como poner a los monos a cargo de los maníes (cacahuetes)», dijo a Tierramérica.

Las desviaciones de agua desde Canadá no tienen sentido económico o ambiental, según expertos. Sería mejor y más barato volverse eficientes en el uso de ese recurso. Estados Unidos y Canadá son líderes mundiales en derrochar agua, señaló Pentland.

Además, la mayor parte del agua canadiense está en el extremo norte, lejos de la frontera con Estados Unidos. E incluso los transfronterizos Grandes Lagos se encuentran en el nivel más bajos de los últimos 100 años debido al cambio climático, destacó Nikiforuk.

William Nitze, miembro de la SPP y presidente de GridPoint Inc., una compañía de sistemas de administración de energía, se opone a las exportaciones masivas de agua.

«La administración hídrica ha sido pobre en los tres países», afirmó. Canadá, por ejemplo, favorece ciertos criterios por sobre las normas obligatorias para mantener los contaminantes lejos del agua y México tiene rezagos en desarrollo de infraestructura hídrica, indicó Nitze.

Nikiforuk también cree que Canadá maneja mal sus recursos. Y enfatizó que ese país exporta enormes volúmenes de agua a Estados Unidos bajo la forma de granos, ganado, porcinos, aluminio, automóviles y petróleo. Producir cada uno de esos bienes, pero sobre todo el crudo, requiere muchas toneladas de agua, explicó.

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ECOBREVES
AMBIENTE
Protocolo de Montreal  también frenó calentamiento
MONTEVIDEO.-
  A los 20 años de vigencia del Protocolo de Montreal, funcionarios de la Organización de Naciones Unidas celebran que ese instrumento haya trascendido su objetivo de proteger la capa de ozono a reducir la emisión de gases que causan el calentamiento global.

Gracias al Protocolo, firmado el 16 de septiembre de 1987, se eliminaron ya más de 95 por ciento de las sustancias que afectan a la capa de ozono, principalmente los cloroflurocarbonos, dijo a Tierramérica Mirian Vega, coordinadora para América Latina y el Caribe del Programa de Asistencia al Cumplimiento del Protocolo en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Pero hay un logro adicional, y es su impacto sobre el calentamiento global, dijo Vega. Según la funcionaria, debido al Protocolo, el planeta se libró de la emisión de 25 mil millones de toneladas de dióxido de carbono, en virtud de los cambios industriales derivados de la eliminación de las sustancias que destruyen el ozono.

MÉXICO
Delfinarios maltratan y matan
MÉXICO.-
 La corrupción y complicidad de las autoridades permiten el funcionamiento en México de unos 20 delfinarios donde más de la mitad de los cetáceos mueren tempranamente por neumonía, estrés y traumatismos producidos por golpes.

Aunque en los delfinarios hay un «maltrato crónico en todos los sentidos», estos siguen operando por la corrupción y al pago de sobornos y favores, aseguró a Tierramérica Yolanda Alaniz, coautora, junto a Laura Rojas, del libro «Delfinarios», que comenzó a circular esta semana en México.

Oficialmente se indica que habría unos 270 delfines en cautiverio en México y que de 1997 a 2005 fallecieron 48, pero las autoras sostienen que tales números están subestimados. En su investigación citan varios casos que demuestran que en los delfinarios hay una alta mortalidad.

BRASIL
Caña de azúcar no necesita de Amazonia
BOA VISTA, Brasil.-
  El auge del etanol incentiva el avance de los cañaverales en Roraima, el estado más septentrional de Brasil, por su clima definido y sus tierras planas, ideales para la recolección mecanizada.

 José Alberto Mattioni, de la Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias (Embrapa) en Roraima, informó a Tierramérica que en el noroeste del estado hay cerca de un millón de hectáreas disponibles para nuevas plantaciones.

«No hay necesidad de ocupar áreas de la Amazonia. Embrapa jamás incentivaría la utilización de áreas de bosque para uso agrícola», destacó. Algunas comunidades indígenas ya manifestaron interés en plantar caña en Roraima.

Por lo menos dos usinas deben empezar a funcionar allí en 2009, con vistas a abastecer de biocombustible a la vecina Venezuela.

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