El señor Presidente de la República se alarmó en una visita sorpresa que hizo a diecinueve comunidades de Sabana Yegua, de la deforestación acelerada que comprobó en la cuenca que abastece esta presa. Observó además, que de continuar esos desmontes en esa zona, los terrenos podrían convertirse –de no detenerse esa devastación– en un erial. Este encuentro tuvo lugar en Las Cañitas del Municipio de Padre de Las Casas.
Al sobrevolar la zona, el mandatario comprobó la vasta deforestación que afecta la cuenca de esta importante presa. Para detener el corte indiscriminado de árboles, el Presidente Medina presentó un plan consistente en sembrar 85,000 tareas en cinco años, lo cual incluye plantar diez mil tareas de árboles maderables, veinticinco mil con cafetos y diez mil de aguacates. Este proyecto será elaborado de manera conjunta entre el Ministerio de Agricultura y la Fundación Sur Futuro.
No obstante estas buenas intenciones, un poco más allá en la zona fronteriza, haitianos en connivencia con encumbrados y poderosos políticos y militares dominicanos de alto rango, talan, no solo el bosque seco, sino también especies maderables preciosas, para hacer carbón que luego lo transportan por el lago Azuey a Puerto Príncipe, y las preciosas son vendidas a talleres que fabrican muebles. También, pero en menor escala, ensacan el carbón para exportarlo como combustible para asaderos y parrilladas.
El ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, licenciado Francisco Domínguez Brito, en su comparecencia en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio afirmó que la Sierra de Baoruco “está gravemente amenazada por la tala de árboles para la comercialización de carbón”. Solicitó al Ministro de Defensa que los militares apostados en la zona fronteriza se integren, para prevenir el contrabando de carbón. Al parecer, no se o no quiso percatarse, de la presencia de militares encumbrados involucrados en el negocio.
Según nuestro parecer, ya no hay funcionarios como antaño que puedan parar en seco el corte de árboles para venderlos en el mercado maderero o carbonero. Nosotros recordamos los tiempos que era Director General de Foresta el coronel, hoy general ® Pedro de Jesús Candelier. Estando nosotros en su despacho solicitando un permiso para eliminar unas cuantas matas de coco que estaban en una calle en construcción en Las Terrenas, oímos cuando, el general Wessin y Wessin, a la sazón Jefe del Estado Mayor del Ejército, solicitarle por teléfono que liberara un sobrino que había sido apresado en Santiago por cortar árboles y éste le contestó: “Solicíteselo al presidente Balaguer o libérelo usted mismo, porque yo no lo haré”.
Ese mismo día, estando en el antedespacho en espera de ser recibido, trajeron detenido al ingeniero Julio Alfredo Goico, quién asustado me preguntó: ¿Crees que por haber cortado tres matas de mangos cerca de mi casa en El Seibo, me apresarán? Le contesté, si no tenías permiso de Foresta, de seguro vas preso. Al salir del despacho me dijo, tenías razón, me llevan detenido para el Plan Piloto.
Cuando se creó el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales dentro del cual está el departamento de Foresta, externamos nuestra preocupación porque los que han dirigido ese Ministerio no tienen noción alguna del manejo científico de la floresta y el tiempo nos ha dado la razón.
Nuestro país corre el riesgo de quedar como el vecino Haití. Cuando se viaja en avión desde Santo Domingo hacia Port-au-Prince, al avistarse la frontera, del lado nuestro se observa el color verde de los árboles y del lado de Haití, un manchón marrón como señal de que la arboleda ha sido abatida para hacer tallas escultóricas o para hacer carbón.
El presidente Medina debe remenear la mata y crear una “Comisión de Expertos Ambientalistas”, asistidos por los diferentes grupos conservacionistas que accionan en la demarcación. Además, escudriñar un militar que se quiera casar con la gloria y que le ponga coto al desorden depredador en la zona fronteriza y en las cuencas de los ríos, en donde los granceros disminuyen la capa freática que impide que el agua fluya y por ende los ríos se agotan y mueren. Si observamos una retrospectiva, notaríamos cómo más de un centenar de ríos, arroyos, cañadas y escorrentías han desaparecido merced a los granceros depredadores. Señor Presidente, nombre alguien con valor que le ponga un alto a todos estos desmanes, o nos quedaremos sin ríos y la poca agua que quede, tendrá el valor del oro.