POR MU-KIEN ADRIANA SANG
UNO
Yo adoro el género humano y quiero igualmente a tres clases de hombres:
Aquel que blasfema de la vida, aquel que la bendice
Y aquel que medita sobre ella.
Quiero al primero a causa de su infelicidad
Y al tercero por su sensibilidad y por su paz.
DOS
Por cada semilla que el otoño deja caer en el regazo de la tierra, existe una forma diferente de separar la vaina de la pulpa. Entonces se crean las hojas, después las flores y a continuación los frutos. Pero cualquiera que sea la forma en que esto ocurra, estas plantas deben emprender un peregrinaje solitario y su misión es la de levantarse ante el rostro del sol.
Gibran Jalil Griban, Los tesoros de la sabiduría
Mirar la prensa hoy día, ver en la televisión a los analistas políticos hacer sus comentarios sobre la cotidianidad, tener que escuchar a la gente por la calle expresando sus opiniones sobre la coyuntura política actual y soportar el discurso reiterativo e incansable de los políticos, constituye una triste y dura tarea. ¿Es que no vamos a cambiar nunca? ¿Por qué son siempre las noticias negativas las que priman? ¿Acaso no existen en el país acciones positivas de personas e instituciones que luchan duramente, de sol a sol, sencillamente para salir del marasmo de sus vidas y aportar a la sociedad? Yo hoy solo quiero hablar de las buenas noticias.
En varios Encuentros he hablado sobre la Academia Dominicana de la Historia.
Una institución que tengo el placer y el honor de participar activamente. Allí los historiadores dominicanos nos damos cita para tratar de dar a conocer al gran público los detalles de nuestro pasado. Pronto cumpliremos 75 años colaborando con el desarrollo de la conciencia nacional.
Hace varios días recibimos la grata visita del Secretario de las Fuerzas Armadas Dominicana, el Almirante Sigfrido Pared Pérez. La directiva de la academia lo recibió con alegría. Quería visitarnos para regalarnos una hermosa réplica de la estatua ecuestre del General Gregorio Luperón que actualmente adorna los jardines de la Secretaría. La pequeña estatua que nos donó el Secretario está hecha en plata y oro y tiene cerca de dos pies.
El artista supo captar la expresión del rostro del líder de la Restauración. El caballo está tan bien hecho, parado en dos patas, con las dos patas delanteras hacia arriba, que parece uno escuchar su grito inicial de batalla. Aceptamos el regalo con alegría. Agradecimos profundamente el gesto y se colocará junto a las otras estatuas, máscaras, afiches y símbolos de nuestra historia que adornan los pasillos y la pequeña sala de nuestras oficinas.
La falta de recursos ha hecho que nuestra academia esté muy por debajo de la demanda en tecnología de los tiempos. Poseedora de una de las bibliotecas más completas en el área de historia, está ubicada en un inhóspito salón, donde los que van a consultar tienen que ahogarse en el sudor y el polvo, y buscar en viejos ficheros hechos a máquina. Pero se condolieron de nosotros.
Ahora la biblioteca de la Academia cuenta con cinco modernas computadoras con acceso a Internet, y sobre todo, con posibilidad de consultar las mejores bibliotecas del mundo. Pero además nos regalaron el programa para que nuestro acervo bibliográfico pueda ser consultado directamente en la computadora, dejando atrás las feas fichas pasadas a máquina.
La donación de la computadora, del software de las principales bibliotecas, una impresora láser súper moderna y un inversor para protegerlas en caso de interrupción eléctrica, constituye, sin lugar a dudas un avance. Gracias a la visión estratégica del INDOTEL, de su director, José Rafael Vargas y su equipo, hoy podemos decir que entramos al siglo XXI.
Nos faltan cositas: un pequeño aire acondicionado para que los equipos no se dañen y una planta eléctrica para que los aires acondicionados puedan poder trabajar aún cuando no haya luz eléctrica. La donación del INDOTEL no fue solo a la academia, pues otras instituciones hermanas se beneficiaron de esta misma donación: la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, la Academia de Ciencias, el Instituto Duartiano, entre otras. Ninguna de estas instituciones hubiese podido llegar al siglo XXI con la tecnología adecuada si no hubiésemos contado con la ayuda del INDOTEL. Gracias del alma.
En el caso de la Academia de la Historia, hemos podido contar con otras ayudas para sobrevivir. Pudimos hacer un pequeño fondo patrimonial gracias a la ayuda desinteresada de muchas empresas. La Fundación García Arévalo nos ha ayudado en la realización de eventos. Con el Archivo General de la Nación tenemos varios acuerdos de trabajos conjuntos que incluyen publicaciones importantes. El ritmo de actividades desborda nuestra propia capacidad, pero se hacen y la gente acude y participa.
En fin, en nuestro país existen muchos héroes y heroínas anónimos que luchan por una mejor nación, que luchan por desarrollar la cultura, que se sacrifican y dan lo mejor de sí por el simple compromiso de ayudar a su país y su pueblo. ¡Qué vivan las buenas noticias! ¡Qué se inunde nuestra sociedad con las pequeñas – grandes acciones que nos hacen y nos convierten en seres diferentes.