También otras 57 personas resultaron heridas

También otras 57 personas resultaron heridas

BAGDAD (AP).- Diecinueve soldados estadounidenses y otros tres de nacionalidad desconocida murieron en el ataque a una base militar cerca de la ciudad norteña de Mosul, dijeron las fuerzas armadas de Estados Unidos. Fue el incidente individual más mortífero para las tropas invasoras desde el comienzo de la guerra en Irak.

   Por lo menos 57 personas resultaron heridas por el estallido en la carpa, usada como comedor, dijo el teniente coronel Steve Boylan, portavoz del mando militar estadounidense, en Bagdad.

   Pero el vocero de la fuerza de tareas Olimpia en Mosul, teniente coronel Paul Hastings, dijo que hubo 24 muertos y 57 heridos. En principio no fue posible conciliar las diversas cifras.

   «El número es muy caótico, hemos recibido distintas cifras»», dijo Hastings. «Ahora, las cosas son variables y las cifras comienzan a cambiar»».

   Entre los muertos había «personal militar estadounidense, contratistas norteamericanos, contratistas extranjeros, y miembros del ejército iraquí. También los heridos provienen de esos diversos grupos»», dijo el teniente general Carter Ham, comandante de la Fuerza de Tareas Olimpia.

   El ataque generó más dudas sobre las acciones estadounidenses para mejorar la seguridad en el país, de cara a las elecciones legislativas del 30 de enero. La nueva asamblea debe redactar una nueva constitución, un paso crucial en la transformación democrática del país.

   En Washington, la Casa Blanca admitió que un devastador ataque contra la base militar de Mosul indicaba que «continuaban los problemas de seguridad»» en Irak, pero uno de sus voceros dijo que los iraquíes no debían sentirse inseguros de ir a votar en las elecciones.

   Un periodista le preguntó al portavoz de la Casa Blanca Scott McClellan cómo era posible que los iraquíes se sintiesen seguros de ir a votar cuando ni siquiera los soldados norteamericanos podían estar seguros en sus propias bases. McClellan respondió que había «seguridad y paz»» en 15 de las 18 provincias de Irak.

   El ataque ocurrió un día después que el presidente George W. Bush admitió que una ola de mortíferos ataques había planteado interrogantes acerca de si los iraquíes podrán algún día ocuparse de la seguridad de su país sin depender de Estados Unidos.

   En los días recientes, varios ataques mortíferos han puesto de manifiesto el poder de los insurgentes y su capacidad de descarrilar los comicios. La ofensiva incluyó una serie de atentados con coches-bomba en las ciudades chiítas de Nayaf y Karbala, que dejaron 67 muertos y casi 200 heridos, así como un ataque contra trabajadores electorales en pleno centro de Bagdad.

   Además, el ataque del martes coincidió con una breve visita del primer ministro británico Tony Blair a Bagdad, cuyos preparativos se mantuvieron en secreto debido a consideraciones de seguridad.

   La base de Mosul, conocida como campamento al-Ghizlani, se encuentra al sur de esa ciudad, mayoritariamente sunita, unos 350 kilómetros al norte de Bagdad. Es usada tanto por los efectivos estadounidenses como por las fuerzas de seguridad del gobierno interino iraquí.

   El Ejército Ansar al-Suna dijo que el ataque fue una «operación de martirio»» contra el comedor del campamento al-Ghizlani, sugiriendo que se había tratado de un ataque suicida.

   Ansar al-Suna es un grupo fundamentalista que busca convertir a Irak en un estado islámico. En agosto, ese grupo se atribuyó la decapitación de 12 rehenes de Nepal.

   Aunque oficiales del ejército dijeron al principio que proyectiles de cohetes o de mortero habían caído sobre la base, Hastings señaló que «aún ignoramos si fue un proyectil de mortero o un explosivo colocado en el sitio»». Añadió que se trató de «una sola explosión»».

   En un comunicado televisado desde Mosul, dijo que era «un día muy, pero muy triste»».

   En medio de los gritos y del espeso humo que salía de la carpa donde había estado el comedor, los soldados dieron vueltas las mesas, colocaron los heridos en ellas y los transportaron con cuidado hacia el estacionamiento, dijo Jeremy Redmon, reportero del periódico Times-Dispatch, de Richmond, Virginia, que está asignado a una unidad estadounidense en Mosul.

   Decenas de soldados se congregaron en refugios antibombas de concreto, en tanto otros deambularon desconcertados y se desmayaron, señaló.

   El bombardeo dejó un gran hueco en el techo de la carpa, y charcos de sangre, bandejas de almuerzo y mesas y sillas volcadas cubrían el piso, informó Redmond.

   Cerca de la entrada, soldados atendieron a uno de sus compañeros que había recibido una herida en la cabeza, pero, pocos minutos después, lo introdujeron en una bolsa negra, donde transportan a los muertos, informó. Otros tres cadáveres yacían en el estacionamiento.

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