Tan solo una reacción emocional

Tan solo una reacción emocional

Los celos son una emoción que surge por querer poseer en exclusiva a la persona amada. El miedo a la pérdida, real o no, plantean como una amenaza. Normalmente asociamos este sentimiento a las relaciones de pareja, pero también puede darse entre hermanos y compañeros de clase.

Por celotipia se puede entender el temor al desplazamiento afectivo por parte de un rival. Es una reacción emocional de temor, es decir, la aprensión de ser sustituido por otro. La celotipia puede conducir al dolor, a la humillación y a la vergüenza.

Considerados como un sentimiento normal si se presentan con intensidad limitada y de forma ocasional, los celos son parte del desarrollo emocional de los seres humanos. Su incidencia está vinculada con la inseguridad e inmadurez de la personalidad, asociada, sobre todo, a la adolescencia y los primeros años de la juventud.

Es la situación en la que se encuentran algunos niños en la escuela infantil o en sus hogares familiares.

Los celos infantiles presentan en general estas dos características sintomatológicas: por un lado está la hostilidad contra el rival, que puede ser abierta y se manifiesta por mordiscos, golpes, empujones, etcétera, o puede ser encubierta. Suele ir acompañada de conductas con las que pretende llamar la atención de las personas cuyo amor se teme perder.

La mayoría de las veces los celos en los niños son normales. La situación más frecuente causante de los celos suele ser la llegada de un nuevo miembro en la familia.

El nacimiento de un hermano significa que en la constelación familiar habrá una redistribución de la atención y del afecto. Este suceso suele golpear más severamente al niño hasta ese momento único, quien había recibido todo el amor y el cuidado maternal y ve que el centro de interés de la madre parece haberse desplazado hacia el recién nacido.

Los celos se pueden generalizar y con ello se puede distorsionar la socialización del niño de tal forma que, cuando se integre en la comunidad, se muestre anormalmente dispuesto a los celos y a los enojos, reproduciendo en el trato con otros niños la rivalidad tenida con los hermanos. Tal conducta impedirá que sea aceptado en los juegos, quedando marginado desde el principio mismo de la vida comunitaria.

En sí puede resultar benéfica la distribución del afecto paterno-materno, siempre que cada niño sienta que se le presta la misma atención. Los hermanos pueden ser a la vez camaradas y rivales. La presencia de hermanos en el hogar da a cada niño la oportunidad de practicar una interacción multilateral y esto lo prepara para enfrentarse al impacto directo de su encuentro con los niños de su vecindario o de la escuela.

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