Tara por omisión

Tara por omisión

La necesidad de que el Estado invierta más recursos en el gasto social ha si do    planteada con reiteración en estos días.

De modo directo se han referido a esta necesidad los economistas Carlos Asilis y Federico Martínez, quienes participaron este lunes como panelistas en un taller organizado por la sección Economía de este periódico.

En un contexto indirecto y más general lo planteó hace poco el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, quien ha llamado al Gobierno dominicano a transferir en beneficio de los pobres el crecimiento experimentado por la economía.

Desde todo punto de vista, la baja inversión en gasto social constituye una tara por omisión, pues en la medida en que la economía crece sin que se transfiera una porción de su crecimiento para mejorar la calidad de vida, se está ensanchando y ahondando la brecha de exclusión de una parte de la sociedad.

Una tajada del crecimiento económico debería ser invertida para mejorar y expandir la participación de las capas sociales más bajas en la sustentación del Producto Interno Bruto (PIB). Se debe invertir para que cada vez más gente sea protagonista, no solo espectador, en elk logro del crecimiento económico, y eso necesariamente requiere inversión en gasto social.

-II-

En nuestro país no solamente es insuficiente el gasto social, sino que lo poco que se invierte en el mismo es pendular, inestable.

Hay épocas en que se mantiene en buenas condiciones de funcionamiento las escuelas, los hospitales y otros servicios públicos, pero llegan etapas en que la calidad de su desempeño degenera por falta de inversión.

En materia de educación no hemos invertido lo suficiente para reducir los promedios de analfabetismo en la población, eliminar o atenuar las causas de la enorme deserción escolar y mejorar los promedios de aprovechamiento.

Tampoco hemos invertido lo suficiente para lograr que desde los planteles públicos salgan bachilleres bien formados, aptos para ingresar a las universidades con una buena base de conocimiento.

Otro aspecto bastante descuidado es la inversión en desarrollo institucional, en comparación con la abundante inversión en infraestructura.

En varios estudios de organismos internacionales, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) por citar un ejemplo, se ha destacado con frecuencia la pobreza de nuestra inversión en gasto social, en desarrollo humano, en función de crecimiento económico y en comparación con países con economías menos briosas que la nuestra. Definitivamente hay que invertir más para ir librando al país de esta tara por omisión.

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