Tardía y deslucida unidad

Tardía y deslucida unidad

No creo que ningún otro país en el mundo tenga más experiencia y primacías en triquiñuelas o fraudes electorales que nosotros, protagonizados, tanto por los gobiernos, como por sus opositores. Eso incluye, las compras, ventas y copiado de cédulas, muertos y haitianos ilegales votantes, actas cambiadas, militares con banderas de un partido gobernante en la punta de sus bayonetas o rifles, urnas que llegaban a los recintos electorales con los votos previamente introducidos, urnas rescatadas en matorrales, el uso de “palitos” para que un 10 apareciera como 110, llamadas telefónicas de “delegados” dando las cifras cambiadas cuando el conteo les era desfavorable, reportes de lugares apartados o inaccesibles que llegaban primero que los de recintos cercanos a las juntas electorales y más recientemente, la contratación de “técnicos” que, usando computadoras, inician una “tendencia” estadística (por ejemplo 53 versus 28) que mantienen hasta el final del conteo manipulando progresiva y electrónicamente las cifras.
Nuestra creatividad rompió el “ridiculómetro” con un nuevo modelo de “pataleo” donde los partidos de oposición, en conjunto, solicitan un “conteo manual” sin presentar los datos aportados por sus delegados, lo que representa una vergonzosa admisión de que, o no los tuvieron o no cumplieron con su papel, reclamando un reconteo con nulas posibilidades de éxito porque, si se alegó fraude el mismo día, qué travesura no sería posible varios días después, con centros de votación desarticulados física y administrativamente, hasta tiroteados y quemados…
Se han juntado para llorar a un muerto que no se aliaron para salvar y tienen un velatorio vacío, por lo que tendrán que enterrarlo solos, sin que nadie arrime el hombro para cargar el ataúd.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas