Tarea impostergable

Tarea impostergable

La falta de reglas, o por lo menos de reglas claras, constituyen en la República Dominicana uno de los problemas que todo Estado moderno debe solucionar. Si es en el ámbito comercial que faltan las regulaciones, es probable que, sin proponérselo, el propio Estado conspire contra sus propios planes sociales, fundamentalmente aquellos que tienen que ver con la calidad de vida de la gente.

Por ejemplo, el doctor Miguel Ureña, asesor de Control de Calidad en el estatal Programa de Medicamentos Esenciales (Promese), sostiene que la inexistencia de regulaciones sobre los márgenes de beneficios de las medicinas provoca que los precios de este importante renglón sean exageradamente altos, ocupando nuestro país, después de Bolivia, el segundo lugar en cuanto a altos precios de los fármacos.

En esta materia –ha dicho el doctor Ureña– las regulaciones sobre márgenes de rentabilidad se limitan al que ha sido establecido para las farmacias, que según afirma es de un 30%. En cambio, para fabricantes, importadores, distribuidores y otros no hay regulaciones de ganancias, siendo esto uno de los factores de encarecimiento.

–II–

Esta falta de fijación de márgenes de ganancia contribuye a que un mismo medicamento figure con diferencias de precios muy pronunciadas entre una farmacia y otra.

En esta era de globalización comercial, y con mayor rigor cuando existen tratados de libre comercio, no hay forma de establecer controles de precios, entre otras cosas por compromisos asumidos con la Organización Mundial del Comercio.

Sin embargo, siempre será posible pautar las proporciones de las ganancias permisibles para las diferentes etapas, no sólo para aquella que interactúa con el consumidor o usuario final. Esta regulación es independiente de los precios.

El Estado, que debe poner énfasis en los alcances de sus políticas sociales, debe establecer medios que contribuyan a que los medicamentos dejen de ser tan caros como son ahora.

Constanza tiene una importancia de primer orden en la producción de legumbres, hortalizas, flores y otros renglones agrícolas.

Sus condiciones climáticas, debidas particularmente a la altura, propician el desarrollo de cultivos que no son comunes en otros lugares del territorio nacional.

Con semejante importancia y enclavada donde está, Constanza lo menos que necesita es buenas vías terrestres que garanticen eguridad y facilidad para trasladar la producción a los mercados.

Según parece, la inversión para construir buenas carreteras de acceso para Constanza no está en el orden de prioridades en que sí constan otras inversiones, muy cuantiosas por cierto.

La importancia de la zona impone que las intransitables carreteras de acceso sean ampliadas y adecuadas para la densidad de tráfico de carga y pasajeros que deben permitir.

Sería prudente que estas vías terrestres de comunicación sean puestas en el orden del día, y que se haga con la meta de facilitar que el fruto de la pujanza de Constanza fluya hacia los mercados sin tropezones.

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