(Te apoyé, búscame lo mío!

(Te apoyé, búscame lo mío!

El Presidente electo confronta su primer gran dilema de su próxima gestión gubernamental, cuando los grupos disidentes del reformismo y otros partidos minoritarios, que apoyaron su candidatura, ya exigen y reclaman su masiva participación en el próximo gobierno, del cual suponen son los hacedores de esa hazaña política.

No hay dudas que la carismática figura del presidente electo, atrajo mucho apoyo desde el momento que se conformaba su candidatura con las aspiraciones de su PLD de retornar al poder, abrió las mentes a muchos políticos de que esa era su oportunidad de volver a medrar en el refugio del poder. Desde ese entonces armaron todas que estrategias para no quedarse fuera del poder, cuando algunos ya tenían ocho años fuera del mismo y otros habían dejado de ser legisladores después de su encumbramiento político, apoyado por el país, y allá por el 2000, no habían iniciado su nefasta gestión actual que ha hundido a la Nación, presagiando todavía mayores calamidades.

Indudablemente que, cuando un grupo político apoya a una candidatura triunfante, espera que se le recompense adecuadamente, dependiendo de la magnitud de ese apoyo; y más aquí que esos apoyos deben traducirse en prebendas derivadas del ejercicio del poder, en donde cada quien pretende hacerse dueño de los cargos más jugosos, donde haya «comida» y poder resarcirse del sacrificio logrando lo «mío».

Por ejemplo, casi ninguno de los políticos apoyadores de la candidatura triunfante del doctor Leonel Fernández aceptaría honrosamente, y sin protestar, que se le nombre embajador o cónsul en un país donde no haya suficiente trasiego comercial. Por igual solo muy pocos aceptarían el cargo de secretario Trabajo o de Cultura donde el movimiento presupuestario no es notable, al igual con algunas direcciones generales, ya que no es lo mismo la dirección general de Aduanas que la de Bellas Artes. Harían colapsar esas instituciones u otras similares ya que deberán premiar a sus seguidores y a la vez disponer de recursos para sus proyectos personales de encumbramiento político.

La tradición política de los dominicanos, es que, aun cuando disfruten de buenos ingresos en el sector privado, se desviven por verse nombrados por el presidente de la República. Hemos visto de casos de personalidades del sector privado, que a verse investidas de cargos importantes, o realizan una labor digna de su reputación, o se dislocan y colapsan en sus reputaciones al cometer actos dolosos increíbles, en que el menos repudiable, es cuando se apoderan de patentes o de líneas de empresas extranjeras que estaban en manos estatales para formar luego sus poderosas empresas, como lo que ocurrió con muchas de las empresas heredadas de Trujillo en que CORDE y el CEA ya eran entelequias, tiradas como manjar a los políticos, que despilfarraron en los pasados 40 años lo que quedó de esa herencia.

Es una verdadera papa caliente la que tiene el presidente electo Fernández en sus manos para tratar de dejar satisfechos a todos los políticos y los grupos que lo apoyaron. Es quizás más difícil que la crisis eléctrica, ensamblada y orquestada por la administración del presidente Mejía, que a todas luces, pretende provocar un caos y un estado de ingobernabilidad que pudiera hacer creer que colapsaría la constitucionalidad.

Convencer, a esos grupos de apoyo a la candidatura triunfante del PLD, para amortiguar sus aspiraciones es una tarea delicada, ya que la palabra patriotismo, o deber ciudadano por la Patria, no figura como elemento importante en su léxico, ya que en sus ambiciones está procurarse una tajada del pastel gubernamental, para resarcirse de sus años de oposición, o por no haber disfrutado en ocasiones anteriores del poder que emana desde el gobierno e instituciones autónomas.

La habilidad del presidente Fernández, que es ampliamente reconocida por muchos, deberá emplearse a fondo y a toda capacidad con aquellos que lo apoyaron y esperan su recompensa para que luego no pretendan torpedear su gestión, cuando a la hora de que no alcancen los cargos, o se vean marginados o disfrutando de cargos desde no puedan alimentar a sus seguidores, que nunca son muchos pero si muy ruidosos, traten de ocupar las calles y provocar desórdenes. Es razonable que si el PLD recibió un apoyo de los grupos minoritarios, que se les recompense racionalmente, ya que en estos tiempos nadie se sacrifica en balde. Ahora casi todo el mundo busca resarcirse de la pobreza en que han caído, después de cuatro años de la desastrosa gestión gubernativa del PPH y del PRD.

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